Vivimos codo con codo con la muerte. Pero la muerte no nos sacude hasta que no nos llega diez días antes del día de Navidad y se lleva a una persona de 25 años llena de vitalidad.
Me he enterado hace nada de que un compañero de facultad de Salamanca ha fallecido a causa de una enfermedad terminal. Esa misma enfermedad le atravesó a otro compañero de facultad hace unos años y él sí la superó. Pero la vida es así de inoportuna. En un día feliz te arranca la sonrisa de un compañero, y de repente sientes que has perdido un poquito de lo que él te aportó. Es un sentimiento extraño cuando pierdes a un compañero. Es la segunda vez en mi corta vida que me ocurre esto y creo que cada vez duele más.
Estará en mi recuerdo siempre e intentaré vivir con tanta alegría como la que él desprendía.
5 comentarios:
Un beso
Bonitas palabras y gesto hacia tu compañero. Cuando alguien sabe transmitir un sentimiento con palabras, aquellos que tenemos alma, lo compartimos.
Recuerdos de tu ex compañera, Noelia,Ted.2008.
Gracias a los dos.
Los dos también compañeros. A uno le cambian muchas cosas cuando ocurre algo así. Parece que es un recordatorio de la vida de que nosotros no podemos con todo. Por encima de nosotros siempre hay algo más poderoso. La vida es así de caprichosa.
Un beso a los dos.
espero respuestas porque acabo de quedarme congelada...
El océano de la vida es demasiado grande y demasiado complejo y demasiado frágil como para que podamos dominarlo nosotros. Lo único que quizás quepa es tirarse al mar y nadar y nadar y nadar pase lo que pase. Un abrazo cálido y un beso. Nada (lo que somos y lo que tenemos que hacer)
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