24 de diciembre de 2009

Te deseo unas felices fiestas

Aunque haga tiempo que no escribo para ti, no me he olvidado de ti.

Te deseo una noche entrañable y agradable rodeado de todo aquello que te hace feliz. Ojalá sea así.

13 de diciembre de 2009

Recuerdos olfativos

La memoria nos juega siempre malas pasadas. Evocamos recuerdos, de memoria, que son la mayoría de las veces engañosos. Tenemos memoria de sensaciones que creemos que sentimos en un momento, pero que en realidad hemos fantaseado tiempo después. Recuerdas el sabor de una comida deliciosa que no lo era tanto, recuerdas la intensidad de un amor que a veces no fue ni siquiera amor...

De todos los recuerdos, los más fieles son los recuerdos auditivos y los olfativos. Sobre todo estos últimos. Es difícil evocarlos. Hay algo similar a ellos que se puede intentar reproducir sin mucho éxito. Se piensa en un olor concreto y a veces puede sentirse de nuevo, pero con matices diferentes, con carencias. Lo milagroso, sin embargo, es cuando revolotea en el ambiente un olor exactamente igual a otro que percibiste en el pasado. Entonces, el olor y todo lo que conllevaba ese olor se aparecen en tu presente y te transportan a lugares y épocas remotos. Hubo un olor, el olor de un perfume, que asocié a un mes. Podía ser cualquier otra época del año, podía estar lejos del depositario del perfume y, sin embargo, yo sentía que estaba viviendo en ese mes lejano. Las mismas sensaciones se manifestaban en contacto con ese aroma. Era algo increíble.

Estos días me está ocurriendo algo curioso, parecido a mi historia con el olor de aquel mes. Quizás es que hacía tiempo que no prestaba atención a mi glándula olfativa (si es que esa glándula existe); pero lo cierto es que vuelve a haber un olor evocador del pasado. En estos últimos días, cada tren al que subo huele a los trenes de Hamburgo en los que me subí hace casi un año.

Es extraño. En esta época del año alguien esperaría reencontrarme con el olor invernal del humo de chimeneas y el asar de castañas y, sin embargo, yo evoco un olor a trenes germanos... ¿Por qué será? ¿Es que la memoria olfativa también nos juega malas pasadas? Ahora, en cada tren, siento estar haciendo un viaje mucho más largo, más civilizado. Y espero que mi recuerdo auditivo también me regale las palabras mágicas: "Nächster Bahnhof: Dammtor".

12 de diciembre de 2009

Regalar canciones /8

Cuando uno no tiene tiempo pero quiere comunicarse, lo mejor es seguir regalando canciones. Esta es una canción para los días raros. Haces el esfuerzo de intentar entender qué dice la letra, pero al final inventas tú el significado de unas palabras ajenas a tu lengua. Escuchas una y otra vez, lees y relees la letra, buscas traducciones y nada tiene sentido.

Para los días en los que todo tiene tanto sentido que todo se hace imposible de entender.

8 de diciembre de 2009

La ceguera

Max Estrella, en una noche madrileña, desciende junto con su amigo Latino a los infiernos de la ciudad que son los infiernos de la realidad. La ceguera le sirve, paradójicamente, de guía para comprender la realidad por la que se mueve. La ceguera de Max Estrella le ilumina e ilumina toda una etapa literaria en la que lo real sólo se entiende a través de lo grotesco, de la deformación.



La ceguera de Max ofrece la visión más objetiva de la realidad. Lamentablemente, nuestras cegueras actuales, que no son cegueras reales, que no deforman la realidad porque todavía no han conseguido verla, solo sirven para seguir dando tumbos sin comprender la verdad de lo que nos rodea. Ahora que es tiempo de luces en las calles, estamos carentes de iluminados. No hay Tiresias ya; no hay profetas que nos indiquen hacia donde vamos en esta sociedad de decadencia y esperpento. Estamos como hace veinte siglos, estamos como al principio del siglo veinte. Con la diferencia esencial de que otras cegueras nos han inundado, y ahora sí que no vemos nada.

3 de diciembre de 2009

Los clásicos/4 Cuando el teatro se convierte en poesía

He tardado en reflexionarlo. He tardado en procesarlo. Pero no me he olvidado de él. Es Lorca, y llegó con toda su fuerza a erizarme la piel.


Bosque. Es de noche. Grandes troncos húmedos. Ambiente oscuro. Se oyen dos violines. Salen tres leñadores.

Leñador 1: ¿Y los han encontrado?
Leñador 2: No. Pero los buscan por todas partes.
Leñador 3: Ya darán con ellos.
Leñador 2: ¡Chisss!
Leñador 3: ¿Qué?
Leñador 2: Parece que se acercan por todos los caminos a la vez.
Leñador 1: Cuando salga la luna los verán.
Leñador 2: Debían dejarlos.
Leñador 1: El mundo es grande. Todos pueden vivir de él.
Leñador 3: Pero los matarán.
Leñador 2: Hay que seguir la inclinación: han hecho bien en huir.
Leñador 1: Se estaban engañando uno a otro y al fin la sangre pudo más.
Leñador 3: ¡La sangre!
Leñador 1: Hay que seguir el camino de la sangre.
Leñador 2: Pero sangre que ve la luz se la bebe la tierra.
Leñador 1: ¿Y qué? Vale más ser muerto desangrado que vivo con ella podrida.
Leñador 3: Callar.
Leñador 1: ¿Qué? ¿Oyes algo?
Leñador 3: Oigo los grillos, las ranas, el acecho de la noche.
Leñador 1: Pero el caballo no se siente.
Leñador 3: No
Leñador 1: Ahora la estará queriendo.
Leñador 2: El cuerpo de ella era para él y el cuerpo de él para ella.
Leñador 3: Los buscan y los matarán.
Leñador 1: Pero ya habrán mezclado sus sangres y serán como dos cántaros vacíos, como dos arroyos secos.
Leñador 2: Hay muchas nubes y será fácil que la luna no salga.
Leñador 3: El novio los encontrará con luna o sin luna. Yo lo vi salir. Como una estrella furiosa. La cara color ceniza. Expresaba el sino de su casta.
Leñador 1: Su casta de muertos en mitad de la calle.
Leñador 2: ¡Eso es!
Leñador 3: ¿Crees que ellos lograrán romper el cerco?
Leñador 2: Es difícil. Hay cuchillos y escopetas a diez leguas a la redonda.
Leñador 3: Él lleva buen caballo.
Leñador 2: Pero lleva una mujer.
Leñador 1: Ya estamos cerca.
Leñador 2: Un árbol de cuarenta ramas. Lo cortaremos pronto.
Leñador 3: Ahora sale la luna. Vamos a darnos prisa.

(Por la izquierda surge una claridad)

Leñador 1:

¡Ay luna que sales!
Luna de las hojas grandes.

Leñador 2:

¡Llena de jazmines de sangre!

Leñador 1:

¡Ay luna sola!
¡Luna de las verdes hojas!

Leñador 2:

Plata en la cara de la novia.

Leñador 3:

¡Ay luna mala!
Deja para el amor la oscura rama.

Leñador 1:

¡Ay triste luna!
¡Deja para el amor la rama oscura!

(Salen. Por la claridad de la izquierda aparece la Luna. La Luna es un leñador joven, con la cara blanca. La escena adquiere un vivo resplandor azul.)


Bodas de Sangre, Acto Tercero; Cuadro Primero.
Federico García Lorca

Un anaquiño máis de galego, para combatir a crise



Entre la fiebre alemana y el retorno de la pasión gallega, creo que vuelvo a ser la de antes una vez más. Malo será...