14 de julio de 2012

De Manolito a Ramón Fortuna


Asocio a Elvira Lindo con el verano, por sus "Tintos de verano" de El País leídos bajo la sombrilla en la playa o en la terraza del comedor, suplicando clemencia ante la torridez de los veranos madrileños. Pero también por Manolito Gafotas, ese ídolo de la infancia del que recuerdo anécdotas sueltas por haberlo visto años más tarde en el cine. Sin embargo, Elvira Lindo escribe siempre, no solo en verano. Estoy enganchada a su "Don de gentes" y leo todo lo que tiene que decir, porque creo que es una periodista y escritora inteligente, con sentido de la responsabilidad, educada y con un estilo que siempre acaba emocionando.

De Lindo me gusta la forma en que elabora a sus personajes. Me gusta ese Manolito que creó para los niños de la generación de los noventa, pero creo que su maestría se sobrepasa a sí misma en la figura de Ramón Fortuna, el protagonista de El otro barrio, un Holden Caulfield a la vallecana, también con un muerto a sus espaldas y un colegio, unos amigos y unas experiencias que lo harán hacerse mayor de golpe. La genialidad de Elvira Lindo reside en escribir historias del día a día con un toque gore humorístico que te enganchan de tal forma que cuando las has terminado de leer, sus personajes ya te han atrapado y no te soltarán en años. Como el calor del verano de Manolito Gafotas en su Carabanchel Alto natal, un calor que es tan real como el que siento escribiendo estas líneas. Elvira Lindo es la maestra en crear personajes legendarios, personajes inocentes, apocados, melancólicos, pero legendarios. 

Tras haberme leído El otro barrio en un suspiro, con una necesidad irrefrenable por conocer el destino de ese personaje adolescente que se hace adulto en unos meses, no hay duda de que este verano va a volver a estar lleno de Lindo otra vez. En esta ocasión me voy a hacer con todas sus novelas y las voy a exprimir al máximo, porque con Elvira Lindo no sólo se disfruta leyendo, sino que se aprende, se aprende mucho de la vida de barrio, que es una vida muy intensa. Tanto como nuestra vida interior:

No hay estudios, no hay familia cerca, estamos en un territorio no amenazado por las cosas que nos provocan miedo, ¿a quién no le hubiera gustado en cualquier época de su vida tomarse unas vacaciones, no ya para descansar del trabajo, sino para descansar de la propia vida? Es algo así como quitarse el traje de uno mismo.
Elvira Lindo, El otro barrio.

Yo me tomo unas vacaciones para leer a Elvira Lindo, descansar mi propia vida leyendo sobre los que están en otros barrios, en el otro barrio. Y estoy segura de que a la vuelta seré otra persona completamente diferente.

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