Cuando uno no abandona del todo un lugar donde ha estado y ha vivido cosas maravillosas, retorna a él continuamente.
Uno no sólo vuelve a un lugar, sino a un momento, a una persona, a un aroma, a una asignatura, a un poema, a un poeta, a una canción, a un instrumento, a una ideología, a un color (o a tres), a un sabor, a una calle, a una lluvia concreta, a una piedra, a una luz, a un lenguaje poético o científico, a una lengua, a Caballerizas, a una cita, a una muralla, a un café, a la hoja de un roble, a un vino, a un mes de abril concreto, a una bahía, a un colegio, a un bar, a un disfraz.
Uno vuelve, incluso, a aquellos lugares y a aquellas personas que nunca le pertenecieron. Eso hace aún más hermosos los retornos. Porque siempre hay en ellos una pizca de incertidumbre, de misterio, de esperanza y de inquietud.
Estos días estoy de vuelta de muchos lugares y personas. Nunca Jamás es mi destino más cercano.
3 comentarios:
Peter Pan o Wendy?
Siempre me atrajeron más los personajes femeninos.
Yo creo que siempre volvemos al lugar que llevamos dentro, para reencontrarnos fuera con nosotros mismos y así sentirnos más acompañados. No sé si será por esto que el cosmopolitismo me parece en realidad deseable, pero imposible. Moitos bicos (si es que se dice así).
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