8 de abril de 2010

Vaciarse

¿Has pensado alguna vez en la capacidad que tiene el ser humano para vaciarse?

Es como la papelera de reciclaje del ordenador, aunque no tan sencillo como presionar un botón y esperar que suene ese ruidito tan característico de papel arrugándose.

Nos vaciamos cuando de repente, después de mucho tiempo "cargando" con una molestia, una culpa, un asunto espinoso,... lo solucionamos. Nos liberamos.
Nos vaciamos también en los exámenes. Soltamos todo lo que llevamos dentro y si la materia no nos interesaba mucho, nos olvidamos del asunto hasta -quizás- la eternidad.
Nos vaciamos en el llanto.
Nos vaciamos cuando leemos. Hay que dejar espacio dentro de nosotros para recibir lo que nos está entrando. Por eso, vaciamos para ampliar nuestra capacidad de absorción. Si uno no vacía antes y se pone a leer a Kant, Spinoza o Aristóteles, seguro que le es muy difícil enterarse del tema.
Nos vaciamos al hablar con nuestros amigos. A la vez nos llenamos con sus palabras.
Nos vaciamos al desnudarnos. Queda solo el cuerpo, sin artificios. Prescindir de artificios es, en cierto modo, vaciarse.
Nos vaciamos en los viajes. Igual que con la lectura, uno antes de viajar debe lanzar hacia fuera lo superfluo para captar todo lo necesario: una brisa en un mirador, la roca húmeda de una ciudad del norte, el olor a salitre, la arena blanca y blanda de playas soleadas,...
Nos vaciamos al olvidar.
Porque nos vaciamos es preciso que el ser humano se llene de las mismas cosas de forma cíclica. Si acaso perdió algo de lo obtenido en uno de los vaciados de papelera, debe recuperarlo de alguna forma. Creo que para la mayoría, la ilusión y la esperanza es lo que más se recarga. ¿O realmente es reciclaje?





Si no fuéramos capaces de vaciarnos paulatinamente, algo iría mal dentro de nosotros. La sobrecarga de material impediría el buen funcionamiento de nuestros mecanismos internos, retrasaría mucho nuestros actos. Pero, ¿hasta dónde es prudente vaciarse? ¿Debemos despojarnos de todo lo superfluo o a veces es necesario mantener algo de ello dentro de nosotros? Y, lo más inquietante, ¿ese vaciado es consciente o inconsciente?

2 comentarios:

Manuel Casal dijo...

Precioso tema, P.. Me gustaría escribir con calma sobre el vaciarse. A ver cuando lo hay.
No es bueno andar con pesos y medidas.
El vaciado debe ser decidido, en la mayor medida posible, creo que debe ser consciente.
La paradoja es importante en la vida. Si te vacías, no te quedas vacío, sino que te llenas. Cuanto más te vacías más te llenas. Esto mo se entiende, pero se puede comprender cuando lo experimentas.

Anónimo dijo...

Catarsis, purificación. El valle ha de vaciarse para llenarse de agua fresca: "cuando el valle se seca, se rompe para volver a llenarse".

El vaciarse como experiencia de crisis, motivo de desiquilibrio, un obstáculo para seguir saltando, corriendo... la importancia de no quedarse parado, viciado. El vaciar como espiración, cuanto más espiras más inspiras luego.

Tu entrada me llega en un momento en el que pensaba en la sensación de vacío, pero con un sentimiento de "sentirse ligero". LOs momentos en los que me acuerdo de falsirego son siempre adecuados.

Espero que estés bien, J