El fin de año no es una despedida. Tampoco es una bienvenida. Es una ligera pausa en la que la noche del día 31 se convierte en una fiesta, un motivo de celebración. Es un fin de acto: una escena nueva para representar. Aunque muchos de mis amigos dicen que el año -casi como ellos lo conocen- avanza por cursos académicos, yo sigo haciendo mis listas en estas fechas. Pienso en todo lo que me han traído los doce meses que ya agonizan, pienso en las personas que han ido de la mano conmigo en este camino, pienso en dos trozos de curso académico diferentes que corresponden al mismo año, pienso en los viajes que he hecho -los interiores y los exteriores-, pienso en las pequeñas peleas, en los reencuentros, en la gente que aparece y desaparece, en las marcas que el año nos hace sobre el cuerpo. Y me doy cuenta de que, aunque me niegue a aceptarlo, hay gente imprescindible y gente que no lo es tanto. Me doy cuenta de que hay sufrimiento real y sufrimiento relativo. Me doy cuenta de muchas cosas y solo lo hago en diciembre, nunca en junio, cuando acaba el curso académico. Diciembre es el mes más alegre de todos, frío, prefacio de muchas cosas y también despedida de muchas otras. Como casi todos los finales, está cargado de sorpresas, de vuelcos de corazón, y yo siempre lo lleno de mucha felicidad. Que mi felicidad del mes de diciembre sea nuestra felicidad de 2011: redonda, completa, plena, pura. Pero una felicidad que pueda compartir contigo, que me acompañas de la mano, que apareces y desapareces, que peleas o te reencuentras conmigo. Contigo, con quien viajo, a quien beso, a quien abrazo, con quien canto, con quien comparto. Felicidad.
Y, por supuesto, mucha vida.
4 comentarios:
Feliz Año nuevo!
Javi
Creo que soy de las que aparecen y desaparecen. Si puedo hacer eso es porque estoy. Feliz año Patri.
Feliz año, Patricia. Para todos.
Claro, Marina, y me alegro muchísimo de tenerte y de que seas -en la distancia y en la cercanía-.
Muy buen año a todos, cargado de sorpresas y de bondad. Rodeaos de gente tan buena como vosotros y seréis tan felices como lo soy yo en vuestra compañía -aunque sea en la distancia-.
Un abrazo.
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