Quedan unas horas para que termine el día, y con él el mes y el año. Un año cargado para mí de cosas muy variopintas. Un año raro donde los haya, pero como todo lo raro, interesante.
Víctor, que me había enseñado a hacer listas, ha vuelto a enseñarme, sin darse cuenta, una cosa aún más interesante: a no hacerlas. ¿Por qué escribir la lista con los deseos para 2013? Está claro que por mucho que deseemos ciertas cosas, no las vamos a lograr, puesto que deben de darse las circunstancias para ello. Y, desafortunadamente, no siempre contamos con todos los ingredientes para lograr el éxito. ¿Qué hacer, entonces? Buscarlos. Poner empeño en lograr lo que deseamos, pero ponerlo de verdad. Si la vida está en decirnos que no, tarea nuestra es el asumirlo y a otra cosa, mariposa.
Por poner un ejemplo de la vida cotidiana, te diré que llevo meses intentando hacer de repostera exitosa. Es decir, que llevo muchos intentos de bizcochos poco cochos (participio fuerte del castellano antiguo del verbo cocer, lo que hoy en día se dice cocido), muy enharinados, demasiado dulces, poco dulces, sin espíritu, poco esponjosos... en fin, desastres varios. Hasta que por fin, y muy cerquita del final del año, lo logré, encontré el ingrediente secreto del bizcocho y tuve éxito con ello.
La vida está llena de bizcochos poco hechos o sin sabor y nuestra función no es simplemente desear que el siguiente salga bien, sino poner remedio, cambiar la receta, intentarlo de todas las formas posibles, no tirar la toalla hasta que no veamos que de verdad no hay remedio.
Por eso, me niego a escribir un año más en mi lista de propósitos de año nuevo aquello de "ir a Berlín", "conseguir un trabajo mejor" o "terminar la filología inglesa". Si yo me empeño en ello lo lograré. No hay que desear con los ojos cerrados, sino con ellos bien abiertos. Y como dice mi amigo Javi, hay que tener mucho cuidado con aquello que se desea, porque puede cumplirse.
Por eso, este final de año no habrá listas con deseos. Habrá un deseo universal que no solo pido para mí, sino también para ti, un deseo en el que se engloban todos los deseos del mundo porque en ti está el significado de esta frase:
Que en 2013 encuentres la felicidad.
Y que podamos decir adiós al 2012 con alegría, igual que cuando le dijimos hola. Bebiendo cava con familiares y amigos, cantando, bailando, sonriendo, bañándonos de una felicidad momentánea con cuyo recuerdo deberemos seguirnos bañando cada uno de los siguientes días de este nuevo año que promete, como siempre, ser el mejor.
1 comentario:
una vez más las P. estamos conectadas! felices en 2013! hugs
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