23 de noviembre de 2009

Celebraciones '2


¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?
Música tuya, Blas de Otero.


A Miwe, al que nunca llamo, pero del que me acuerdo. Y a Enrique, verdadero sagitario. A los dos, por músicos.


Me encanta celebrar cualquier cosa. Estoy deseando que haya algún acontecimiento para celebrarlo. Cada uno celebra cada cosa de una manera diferente. A mí hubo un año que me dio por celebrar el cumpleaños de un amigo escribiendo poemas. Otras veces celebro llorando o riendo. Es común también que las personas celebremos los acontecimientos brindando (¡qué alegría da la palabra mágica "chinchín"!) o comiendo. Sí, en esta cultura somos muy propensos a celebrar comiendo. En otros tiempos, en otras culturas, las celebraciones se llevan a cabo ayunando. Otra forma curiosa de celebrar.

A mí, entre acontecimientos diversos, se me pasó ayer celebrar el Día de la Música contigo. Fue un despiste. Pensando en cómo subsanarlo, se me ha ocurrido que la mejor forma de celebrar este día (aunque venga con unas horas de retraso) es con música. Estaba claro, ¿no? Dándole vueltas al regalo de este post-día de fiesta, he creído que lo más conveniente es unir celebraciones y, aprovechando que la cosa va de músicos, festejar este día escuchando la música de dos compositores que también hoy celebran.



Manuel de Falla, de estar vivo, celebraría hoy su cumpleaños. La mejor forma que tengo de celebrar un cumpleaños así es escuchando una pieza como ésta de "El amor brujo". A Falla y Albéniz no podía cansarme de escucharlos de pequeña las mañanas de domingo, mientras mis padres hacían las tareas de la casa o leían el periódico. Entonces, creo que empecé a apreciar la música. Aunque no fue hasta la aparición de Enrique, que empecé a disfrutarla y a veces incluso a amarla. Manuel de Falla está entre uno de los recuerdos más bellos de los domingos soleados de mis primaveras pueriles.

También celebra hoy su cumpleaños, y éste sí que está vivo, Ludovico Einaudi, pianista italiano que me dio a conocer Miwe, a quien le dedico estas palabras de hoy. Einaudi es el reposo de los días fríos y poco amables, es una tabla en el naufragio de los días cotidianos. Verdaderamente agradable cuando lo de fuera no acompaña.



Creo que estas dos piezas son para ti que hoy has caído aquí por casualidad, pero sobre todo son para Enrique y para Miwe, que alguna vez hicieron que me hundiera en el mar de la música. Para ellos, auténticos náufragos del vilín y del oboe. Amantes de la música por encima de todo. Amantes, también, de la poesía. A Enrique, destinatario de muchas celebraciones, que en un día 24, cumplirá 23.

1 comentario:

Iago Morais dijo...

Buscando a 'Lamatumba' en google me enlazó con tu blog ^^