Esta mañana he escrito un decálogo de lo que haré esta semana que se me presenta por delante: tenemos vacaciones de invierno en el colegio, la semana blanca inglesa. El último punto es "escribir en el blog". He añadido ese punto porque me siento muy escritora en los últimos días y porque estoy fascinada con el blog de Isabel Núñez, a la que leía a veces desde el blog de Manuel, pero que ya he añadido a mi propia lista de blogs favoritos.
Me gusta el estilo que tiene su blog, y de tanto leerla, quiero contagiar un poco mi blog con su manera de escribir. Últimamente me he sentido muy atraída por la brillantez de diferentes mujeres que me están haciendo cambiar la perspectiva pesimista de la vida con la que las mujeres-florero de mi entorno me estaban cubriendo. He vuelto a pensar en mi mantra de principio de año: "pasa de todo lo que no te conviene o gusta". Pero F. ha vuelto a coger nuestra comida sin pedir permiso, y eso me pone nerviosa y desequilibra mi estabilidad casera de las últimas semanas.
A parte de F. y los huevos de menos, la semana se presenta feliz y tranquila, con algunos viajes y visitas a varios museos. Es curioso el hecho de vivir en Londres y no saber nada de esta ciudad. Tengo la sensación de que siempre paseo por las mismas calles y visito los mismos museos. Es como mi obsesión con escuchar a Tracy. Tengo obsesión por algunos lugares de Londres igual que por pisar la National Gallery solo para ver la Venus de Velázquez. Isabel Núñez ha estado la última semana aquí, y a través de su blog he descubierto maravillas londinenses que nunca me había planteado, así que mi lista de lugares para visitar se va abriendo, como mis horizontes filosóficos y vitales. Creo que ayuda el hecho de que se inauguren las vacaciones y que haga un espléndido sol. Un sol de estos londinenses que a mí me gusta tanto.
Ayer le dije adiós a Fr., a B., a Daniel y a David. M. se va en media hora a Francia y compartiré esta gran casa con la ladrona de huevos y con L. durante una semana. Para no acabar hecha una furia al final de cada día he escrito mi decálogo de la semana blanca: una lista de normas de convivencia conmigo misma y con mi entorno. Seguiré leyendo a Isabel Núñez y a Javier Marías, con quien estoy ahora. Luego quiero volver a las feministas, que me están aportando esa nueva perspectiva que había estado esperando meses atrás.
Seguiré escribiendo e-mails para M. y L. Y mientras el tiempo y los viajes me lo permitan, seguiré con el blog y la indignación por el caso Garzón y los otros casos que traen a muchos de mis amigos españoles de cabeza. España se desmorona y en Londres nieva. Yo me aislo de los pesimismos encerrándome en algún nuevo proyecto, los libros y los museos. Sé que es una actitud escapista y huidiza, pero también es autoprotectora. No puedo evitar los pequeños fracasos caseros, las desilusiones, pero sí puedo cerrarle los ojos a la actualidad de ese país al sur de Europa que es mi país.
Feliz semana blanca,
espero que no sea en blanco.
1 comentario:
Te veo viva y eso aviva mi vida. Vive.
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