29 de septiembre de 2012
Canción post-verano
"No seremos dos locos buscando el mar"
El lunes, primero de octubre, también nos cantará Rulo. Para el último sábado de septiembre, y por eso de pensar en el ahora o el mañana, una canción casi recién estrenada de "Rulo y la Contrabanda".
Ayer hice sobaos. Hoy escucho a un cantante de Reinosa. Echo de menos la lluvia de Salamanca. Y el mar del norte. Que el fin de septiembre se lleve con la lluvia la nostalgia que siempre trae el otoño.
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27 de septiembre de 2012
Hace diez años...
Respondía un test que me preguntaba qué estaría haciendo en diez años. Lo que dije fue que estaría independizada y trabajando como ambientóloga en alguna reserva de la naturaleza gallega.
Escuchaba sin parar "El viaje de Copperpot" y de vez en cuando algo de los Héroes del Silencio, Extremoduro y Marea.
Escribía poemas de amor.
No conocía a mi mejor amiga.
Era una apasionada de Galicia.
Conocí a un oboísta que me enseñó algunas cosas de música que sin su ayuda no habría conocido nunca.
La gente de mi clase leía la saga de Harry Potter compulsivamente.
Me enamoré dos o tres veces.
Gobernaba José María Aznar y se hundía un petrolero. El actual presidente del Gobierno decía que el petróleo que salía a la superficie eran solo unos "hilitos de plastilina".
Me daba clase de filosofía Yolanda Canseco, una de las mujeres de las que más he aprendido y con la que más he disfrutado intelectualmente.
"No a la guerra".
Estudiaba Bachillerato de Ciencias porque quería estudiar Ciencias Ambientales. Llevaba mal la Química orgánica. Me perdía traducciones maravillosas que mis amigos de Latín y Griego escribían a kilómetros de distancia de vuelta del conservatorio.
Escribía e-mails kilométricos que encabezaba con un cursi "Querido lector".
Aún no había ido a Galicia. Deseaba con todas mis fuerzas ir a Galicia.
Los niños a los que doy clase ahora empezaban a balbucear sus primeras palabras.
Todavía no sabía lo que era una oración subordinada circunstancial. Por el contrario, había descubierto el mundo del Lazarillo.
Y hoy, escuchando de nuevo La Oreja de Van Gogh, me he acordado de aquella estudiante de bachillerato que fui. Aquella de la que ahora queda poco. Hoy es un día un poco nostálgico. Será el otoño, que moja a golpes el parabrisas de mi coche nuevo, ése que ni podía imaginarme entonces. Será el gris del cielo. O las letras de las canciones de antaño, las que escuché y reescuché y me hicieron ser un poco lo que fui y lo que ahora ya es solo un recuerdo un poco lejano.
24 de septiembre de 2012
My heart skips a beat
A mi corazón se le escapa un latido.
Pero ando rauda en su búsqueda.
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Olly Murs
22 de septiembre de 2012
¿La radio o el tren?
Hay varias cosas que me gustan mucho. Entre esas cosas que me gustan mucho están la radio y el tren. Prescindir del tren en mis desplazamientos diarios ahora que tengo vehículo propio ha sido muy duro. El tren es un modo de vida. El tren da para mucho: soñar, dormir, leer, mirar, pensar, no hacer nada, enamorarse, conocer actores y músicos ambulantes, escuchar otras músicas, oír otros idiomas, preparar clases, corregir exámenes... El tiempo del tren es tiempo que la vida te regala. Cambiar el tren por el coche es deshacerse de ese tiempo porque la mente tiene que estar concentrada en la conducción.
La llegada del automóvil precipitó mucho las cosas y me abocó a la no-lectura. Porque el tren, igual que el baño y la cama, es uno de los lugares predilectos de lectura para muchos. Abandonar el tren significó sacrificar horas a la lectura.
Sin embargo, el coche trajo otra cosa maravillosa: la radio. La radio es uno de los inventos más maravillosos que alguien pudo imaginar. Sobre todo la radio tal y como la entendemos hoy en día: esos programas de entretenimiento, esas voces míticas que nos acompañaron durante años en el desayuno y ahora nos acompañan a la salida del trabajo. Hoy he escuchado a Nancho Novo y a Aitana Sánchez-Gijón. Hablaban de teatro, otro de mis favoritos. Hablaban de la situación actual del teatro y la cultura españoles en general. La cosa está muy fea. Y yo me alegraba de ir en el coche y le encontraba una de las pocas ventajas: poder escuchar la radio sin pérdidas de conexión constantes.
El teatro, la radio y las noticias, que llegan menos distorsionadas y más rápido que a la televisión, y las voces, sobre todo las voces. De las voces que he escuchado hoy, me quedo con una, y te la regalo.
Echo de menos el tren con sus personajes, pero la radio y sus voces también ofrecen un reposo al alma cuando comienza o termina la jornada y el mundo parece o muy pequeño o muy inabarcable.
11 de septiembre de 2012
Ir a lo básico
Odio las programaciones curriculares.
Las odio porque dan muchas vueltas e impiden ir a lo básico. Lo básico en Lengua y Literatura es leer y escribir. Me encantaría pasarme las clases leyéndoles y que me leyeran, haciéndoles escribir sin parar. Sobre todo en los niveles más bajos de la ESO. Y esa era mi idea. Hasta que llegó el fantasma de la programación con listas interminables de conceptos que enseñar, aunque sus mentes, aún no maduradas, de la infancia, no sean capaces de comprender qué es eso de complemento predicativo.
Como trabajo para una empresa, tengo que seguir sus estatutos, entre los cuales consta el seguimiento de la programación de manera estricta. Y da igual que lo que se enseña en 1º vuelva a enseñarse los siguientes tres años. Da igual. El programa es dios y hay que seguir el programa a pies juntillas. Pero hay algo que me dice que ese no es el camino, así que quizás desvíe el programa y me lo traiga a mi territorio, el de la fantasía, los bolígrafos, el folio en blanco y cientos de páginas por delante. Quizás algún día ellos mismos me pidan que les enseñe qué es el complemento predicativo.
Esther Havens. La alegría de leer |
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4 de septiembre de 2012
Ilusión
A mi amigo Manuel, que un día dijo que el día siguiente sería un día vacío.
Manuel, hay luz. Tú eso lo sabes bien, porque eres fotógrafo. Hay pensamiento e ideas. Tú eso lo sabes bien porque eres filósofo. Hay juventud. Lo sabes porque eres joven. Hay amor, a ti te quieren y tú quieres. Hay belleza. Me lo has dicho con tus fotografías, tus textos y tus músicas elegantes. Me lo has dicho con nuestras visitas al Prado y tus mensajes breves o los más largos. También hay amistad, encarnada y virtualizada, tú de las dos sabes mucho. Hay color. Me lo has enseñado en tus fotografías de cielos tomadas desde la azotea del Círculo de Bellas Artes. Hay arte, y el arte se llama de muchas maneras, desde Cádiz o Rafael hasta jamón ibérico y gin-tonic.
Aves en libertad. De Angela Bacon Kidwell |
Manuel, hay mañana. Hay un mañana oscuro y triste, bochornoso, sucio, ennegrecido por la podredumbre de algunos que tienen dinero, poder y pocos escrúpulos. Y también hay un mañana claro, límpido, lleno de poesía, rebosante de besos y de fotografías, incierto y por eso más futuro, más mañana, más interesante.
Sobre todo, Manuel, hay mucha ilusión.
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3 de septiembre de 2012
(In)Comunicados
A Marta, que se alegró
cuando se me estropeó la blackberry.
Cuando era pequeña, era habitual ver los domingos por la tarde, de paseo, a matrimonios de mediana edad o ya mayores, cuya mitad varonil llevaba pegado al oído lo que mi abuelo llamaba el transistor. A medida que fui creciendo, la radio pegada a los cartílagos auditivos cambió por unos auriculares introducidos estratégicamente en los oídos, de tal manera, que mientras la miembra femenina de la pareja señalaba a algunos escaparates o comentaba cualquier cosa a su marido, él pudiera estar al partido y a la conversación como quien no quiere la cosa.
Esta imagen anecdótica de mi infancia, me tamborilea al recuerdo últimamente. Cuando era niña creo que aquello no me parecía ni bien ni mal, simplemente extraño. Luego, conforme fui siendo educada y crecí, me di cuenta de que era una tremenda falta de educación, por mucho que algunas personas me dijeran que era una manera de no perderse el partido y de "no enfadar a la parienta". ¡¡La parienta!! ¡Pero, será posible? Machismo flagrante del que ni siquiera se quería evitar, porque antes no se prestaba atención a estos "matices del lenguaje". En fin...
Aquello por lo que muchos se llevaban las manos a la cabeza y a otros les parecía de lo más normal es lo que pasa hoy en día con el chat de la blackberry y el famoso whasapp!, la aplicación de mensajería instantánea gratuita para móviles de última generación. El acto es sencillo. Quedas para tomar algo con unos amigos a los que hace tiempo que no veías, y en medio de la conversación, sin mediar una disculpa siquiera, miras de reojo cómo se enciende el pilotito rojo del móvil. Sabes que tienes una notificación: quizás sea un "me gusta" de alguien en tu último estado de Facebook, o a lo mejor es un e-mail, quizás un mensajito de whasapp!, ¿qué más da? Lo cierto es que tu atención se va de la conversación que tienes con tus amigos de carne y hueso a la conversación virtual con alguien que, a su vez, puede estar en la misma situación, o quizás en el tren, que también es un lugar recurrente para el chateo hoy en día. Y adiós a la lectura ferroviaria, al dejarse ir de los ojos en un análisis vago o exhaustivo -depende del día- del vecino viajero, a la siesta fugaz mecida con el leve traquetear provocado por unas vías relativamente nuevas. Adiós al brillo de los ojos del amigo que te cuenta una buena noticia. También se te ha escapado un matiz en su voz. Está triste. Sin embargo, estás más pendiente de interpretar un emoticono del romance de turno, que de sentir a quien tienes al lado. No solo hablar con esa persona, sino sentirla. En la comunicación cara a cara debe haber sentimiento, entender los gestos, los suspiros, el tono de la voz, la dirección de la mirada, muchas cosas que se nos escapan cuando nos comunicamos de forma impulsiva por el chat.
No me había dado cuenta de que yo misma hacía eso a veces. Hasta que Marta, después del Camino de Santiago, cuando vino a verme a Galicia me dijo que le había alegrado mucho el que en esos días mi teléfono hubiera estado estropeado y me hubiera comunicado con ella al cien por cien. Me sonrojé, me dio vergüenza. Pero me alegré de que me lo dijera. Tuve la tentación de abandonar la blackberry para siempre, pero no deja de ser una herramienta útil en algunos casos. Así que desactivé internet. Me incomuniqué del mundo del exterior para recomunicarme con lo más básico, la ilusión de ojos cuyas miradas se cruzan. Ayer, casi le tiro el móvil por la ventana del coche a una amiga, no solo ponía en juego nuestra comunicación por eso, sino también nuestra vida a riesgo de un accidente. Pensé qué pena, a lo que estamos llegando. Me resigné un poco. Tras su disculpa, un abrazo, que supo mejor que todos los emoticonos más empalagosos juntos. Y la comunicación, que se había desencadenado, volvió a tejer un hilo fuerte.
La foto es de Betatecno. Con una reflexión parecida a la mía. |
2 de septiembre de 2012
Septiembre
El significado denotativo de septiembre es: "noveno mes del año", el connotativo, para el común de los mortales es algo así como: "depresión post-vacacional, vuelta al colegio, trabajo, frío, fin de fiestas, pagos". Ahora, también, septiembre connota subida del IVA. Nadie habla de otra cosa. Es lógico.
Para mí, septiembre siempre ha sido uno de mis meses favoritos. Significa "otoño, renovarse, empezar de nuevo, trabajo, reencuentros..." Todo positivo. Este año, septiembre me llega, más que nunca, cargado de cosas muy bonitas, aunque teñido con la tristeza de la situación económica en España y la enfermedad de una amiga. La vida no es nunca ni blanca ni negra. Hay un espectro de grises -de todos los colores, diría yo- que la equilibran y la hacen más interesante.
Te invito a vivir este septiembre buscando lo bonito que se esconde detrás de los grandes problemas, que siempre parece que nos impiden ver la vida. Vívelo. Encuentra el color entre el blanco y el negro.
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