9 de agosto de 2010

POETAS (1)

Parece que el verano está hecho irremediablemente para beber cerveza y para la lectura. Quizás deba rectificar por los abstemios. Lo que desde luego es imperdonable es un verano sin libros.

En estas tardes agostadas por el calor, sólo el aire acondicionado, la bebida y la lectura refrescan. Con el frescor desbordante de estos poetas que rescato de la memoria y de las estanterías quiero conjurar la asfixia real y la figurada. Quiero dar un respiro. Y que el sosiego llegue hasta a los más apocalípticos.

(1) MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ

Valladolid, 1967.


Besémonos, cordero, flor de lana,
hagamos, deshagamos la madeja
que va de ombligo a ombligo hasta el comienzo
redondo y empapado de mi vientre,
juguemos a tocarnos como niños.
Prometo no gritar si me embadurnas
la cara y los pezones con el barro
que excretas y alimentas y enrojeces.
No diré que te temo si te escucho
llamarme con voz ronca e imposible
en lengua parecida al esperanto,
no estaré sorprendida de belleza
si te veo tan hermoso cada vez,
haré como si no te conociese,
descubrámonos juntos, iniciemos
el viaje por la noche y sus contornos.
Podemos dibujar sobre la espalda
el mapa del deseo en signos chinos,
que sea la saliva nuestra tinta
para atraer de nuevo a las mareas.
Soñemos sueños de cartografía
orgánica y corpórea en el deshielo.

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