18 de noviembre de 2010
Fluir de conocimiento. Todo permanece
¿Qué pasaría si el conocimiento se estancara y solo dispusieran de él unos cuantos privilegiados?
Eso ya pasaba hace siglos y parece que las sociedades evolucionaban más lentamente. La imprenta y otros medios de comunicación facilitaron ese flujo de sabiduría universal del que disfrutamos hoy en día. Sin anacronismos. Sin embargo, a veces da la sensación de que falta información, de que se nos cuentan las cosas a medias o mal; se disfraza la realidad con demagogia e hipocresía y nos llega en fragmentos que se nos presentan reales y no lo son. Me da miedo pensar en el modo en el que se nos manipula desde no sé muy bien qué asientos. Recibimos toneladas de información, sí. Pero, ¿es relevante? ¿Cómo aprender a gestionar todo lo que recibimos sin que la anti-realidad nos absorba y pensemos que somos conscientes de lo que pasa en el mundo cuando -de hecho- no lo somos?
Sé que en mis palabras de arriba mezclo indiscriminadamente información con conocimiento, pero lo hago porque considero que la información proporciona sabiduría y ésta libertad. ¿Somos realmente libres o por encima de nosotros hay un narrador que modifica nuestros pensamientos a su antojo? Si tal cosa ocurre, habrá que cargar contra ese narrador, que intuyo que es el sistema -sí, así de abstracto- y plantarle cara para evitar caer atrapados en una tela de araña en la que parece que a nuestro alrededor nada ocurre, nada cambia: todo permanece.
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