"Eres muy impaciente, P., debes aprender a esperar, a tomarte tu tiempo".
Si no es esa exactamente, algo así me han dicho en los últimos días varias personas. Siempre había pensado que era una persona bastante paciente en general, al menos así me contemplaba yo a mí misma, pero parece ser que proyecto otra imagen diferente. Eso me ha hecho pensar en mi amiga C., a la que le preocupan mucho "los componentes de su ser", las perspectivas y los puntos de vista desde los que se define y desde los que la gente que la rodeamos la entendemos, la apreciamos y la queremos.
Es cierto que la propia identidad es un concepto difícil de entender, asimilar, explicar. Mientras yo nunca me habría definido como alguien impaciente, ahora me encuentro con que es la idea que tienen algunos amigos de mí. Soy impaciente. Me cuesta esperar. Formo parte inherente de la sociedad de las prisas y he entrado en la dinámica de la impaciencia. Si me paro a pensarlo más, puedo confirmar esto que dicen de mí mis amigos. Parece que hay veces que vivo más en el futuro que en el presente. Y eso es un tipo de impaciencia. Me muevo por impulsos, decisiones precipitadas, impresiones. Es posible que también eso sea una forma de impaciencia.
Si lo pienso más en profundidad, me doy cuenta de que no sé ser de otra forma. Y me pregunto si la paciencia se aprende o es algo genético. En seguida me respondo que no, que la paciencia es una virtud adquirida. Pero, ¿cómo se adquiere la paciencia? He pensado en prescindir de todos los medios tecnológicos que nos ofrecen las cosas "aquí y ahora". También se me ha ocurrido hacer un diario en el que anotar las cosas que quiero -no solo las materiales, por supuesto- e ir disfrutando día a día del proceso que me lleva a alcanzarlas. Esa es una forma de darle valor al presente sin obsesionarse con los resultados, las metas. Tengo la sensación de que la impaciencia es un vicio que nos roba muchos momentos. Es una ladrona de tiempos que solo a nosotros nos pertenecen.
También pienso que la impaciencia va un poco ligada al sistema capitalista: en un mundo en el que prácticamente todo se puede comprar, ¿por qué esperar más? En los países más empobrecidos seguro que no existe esa ansia por alcanzar las cosas, ese sentimiento de no sentirse "realizado" hasta no obtener los resultados...
Creo que mi impaciencia es una especie de impaciencia cósmica. No tiene que ver con mi capacidad de tolerancia, aguante, resistencia. Es una impaciencia fundada en la base de que la espera es agotadora. Pero, ¿no es eso el mundo, la vida, lo que conocemos en las culturas occidentales -influidas por siglos de religión-? Una gran espera -¿qué esperamos, a quién?- en la que se ponderan más los fines que los medios.
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