A veces vivimos en una realidad paralela. Es posible que cada ser humano constituya su propia realidad: una realidad irrepetible aunque compartible. Vivir en la realidad colectiva nos mantiene con los pies en la tierra, aunque muchas veces nos produce dolor de cabeza y por eso escapamos a nuestro rincón de realidad que nos llena de gozo. Sin embargo, nuestra realidad está falseada.
¿Qué es la realidad? ¿Qué es para ti lo real y qué lo "ficticio"? ¿Vives en la realidad colectiva o en tu propia realidad? ¿Cómo saber de qué realidad formamos parte? Cuando otras realidades nos golpean la cara somos conscientes de la relatividad en la que nos movemos, pero no hacemos nada -ni podemos- por cambiar eso.
A veces hay que dejar que la gente que nos rodea se asome a nuestras realidades y asomarnos nosotros también a las suyas. El choque con las realidades ajenas nos pone los pies en la tierra, nos decepciona, nos humaniza, nos acerca -o nos distancia más aún-, nos facilita la vida, nos fastidia, nos hace solidarios, nos cabrea, nos relaja, nos amuerma... La realidad del otro siempre debe producirnos algo. Y cuando no lo hace, hay que plantearse empezar de nuevo.
Esta tarde me ha gustado asomarme al pedacito de realidad que Yann Tiersen nos quiere mostrar con su música:
No hay comentarios:
Publicar un comentario