18 de mayo de 2011

Gratuidad. Gratitud.

Debería existir la gratuidad en el conocimiento. No hablo aquí de la enseñanza pública ni de ningún tipo de institución que se dedique a distribuir el conocimiento. Hablo del conocimiento per se. El conocimiento humano.

Estoy viviendo con intensidad una nueva etapa de exámenes en mi vida. Ya lo he dicho más veces aquí: recibo la universidad ahora desde otro punto de vista, con una perspectiva más general, más abierta. La percibo no solo como un medio para lograr mi fin, que es terminar Filología Inglesa, sino como un fin en sí mismo: el contacto humano, la transmisión y recepción de ideas, es decir, la comunicación real de conocimiento. Por eso me gustan las personas que comparten y agradecen el compartir, por eso entrego mi tiempo a gente que lo necesita, y recibo, con gratitud, el tiempo de gente para quien las horas son valiosísimas.

Eso debería ser el conocimiento. Un tesorito que no escondemos en lo más profundo de nosotros, sino que compartimos, entregamos, regalamos. Yo pienso para mí, pero me gusta que lo que pienso te llegue a ti, que me lees. Y me lees, no en la busca de conocimiento, sino en la búsqueda de quién sabe qué: otras perspectivas, a ti mismo, un descanso en la dura jornada, una idea, un color, una impresión... Algo te trae aquí. Y también hay algo que me lleva a ti. La gratuidad del compartir y la gratitud del sentirme leida, querida, apreciada.

Ojalá que todos se den cuenta de esto. Sobre todo los que se saben mediocres y no lo son. Sobre todo los que se saben los amos del mundo y aún les falta por aprender que la gente solo es con los demás.

2 comentarios:

Manuel Casal dijo...

Cómo me gusta este post, P. Toda una concepción del ser humano, de cómo ser un ser humano, de cómo relacionarte con un ser humano, de la actitud humana está dentro de este post. Vivir desde el regalo, desde la generosidad, desde el intercambio no negociante, desde el quererse dando, sin esperar nada a cambio, y recibiendo, sin tener que dar para corresponder. El regalo, la generosidad vital, hace que los límites del individuo se difuminen y aparezca lo común, el espacio común en donde se puede vivir dando y recibiendo sin que haya que pasar facturas. Te regalo, me ragalas, te regalo, me regalas. Gracias. Regalos siempre. Vivir la vida como un continuo regalo que recibes y que das.
Ojalá la vida nos regale mucho. Este tuyo de hoy ha sido uno bien grande. Gracias para tí, o sea, regalos para ti.
Un abrazo enorme, P., por lo menos de media hora. :-)

Nettikeht dijo...

Te lo he dicho antes, pero te lo escribo por aquí. Me encanta esta entrada. ♥