Sólo la noche es el paraíso: duermen los hombres.
Los sueños abren las ventanas
y se lamen las heridas en las playas y en las orillas
de los ríos.
Los sueños cantan con la garganta helada.
Como esclavos, hacen sonar los tambores.
Manuel Rivas
4 comentarios:
Hasta que, al final, llega la luz,
el infierno cotidiano,
y los sueños duermen su osadía,
tomándose unas píldoras de realidad.
Y la vigilia mata la esperanza
del esclavo que soñó que se liberaba.
Y sólo queda la fortuna de ser
o que vuelva la noche
o que llegue el olvido.
"o que vuelva la noche
o que llegue el olvido"
Yo soy de las que prefieren que vuelva la noche, siempre se me ha dado mal olvidar.
Claro. Yo, por preferir, prefiero tener la suerte de ser, de que el sueño se haga real. Si no, también prefiero la noche. Pero hay veces en las que el olvido es sano porque cura o arregla un poco lo imposible que duele, o lo real que sangra sin remedio. Sin embargo, el olvido es lo más cercano a una especie de muerte transitoria, porque el olvido de un sueño suele traer a la noche otro sueño.
De todas formas, yo creo que, para vivir y para soñar, lo peor es un cierto tipo de cansancio pesado y profundo, con el que no hay fuerzas ni para llegar a la orilla de la playa a lamerse las heridas.
Te deseo que duermas bien, que sueñes bien, que no haya muchas heridas que lamer, que vivas bien. Un beso.
Gracias por eso que dices. Yo también deseo que vivas bien.
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