10 de septiembre de 2009

Cuando yo dirija una película

Está claro que no lo haré. Lo de dirigir películas no es algo que se me haya pasado nunca por la cabeza, ni siquiera me apetece. Pero, como probablemente le ocurre a mucha gente, a veces me siento en alguna parte y dejo que la vida pase como si fuese una película. Me ocurre sobre todo en el tren. Los trayectos de ida, en los que aún no pienso en el destino, se emborronan de caras desconocidas que llenan los vagones, una tenue luz del sol atraviesa la ventana y acaricia los ojos soñolientos. A mi lado, un chico guapísimo que parece salido de cualquier serie norteamericana de esas que arrasan tanto ahora. El olor es una mezcla de perfunes, jabones y ropa recién planchada. También me llega algo de aroma a café -es lo bueno de la vida real en oposición al cine, uno es más sensible a todo; incluso a los ojos verdes del chico que está sentado a mi lado-. Y también como en el cine una banda sonora inunda mis oídos. Es lo último que me descargué y puse en el mp3. Cuando las guitarras suenan fuertes, cuando la voz se hace más ronca y más profunda, se abren las puertas del vagón y entran veinticinco personas más de golpe. Más música, más sol, más ojos verdes, el aroma que emana el pelo reluciente de una pequeña de unos cinco años. Cuando yo dirija una película, existirá esta escena. Es la escena de la catarsis, de la música muy alta; de la chica que piensa en que se pasa la vida a unos pocos kilómetros, en la cama de un hospital donde alguien a quien quiere no tiene casi fuerzas para respirar y le inunda un calor repentino. El tren está abarrotado. El tren huele a gente y suena a Matt Nathanson. Esos ojos verdes no la miran a ella. Y ella piensa en el deber diario, en abandonar cualquier estudio absurdo y acompañar a quien quiere. Pero la realidad pesa más que todo eso. Se para el tren. La chica ha llegado a su destino y la canción ha terminado. La vida sigue aunque en una pequeña habitación de hospital alguien esté diciendo adiós.



love,
I'm aching to believe
give me something real enough
give me somewhere to fall from

'cause in the dark
I can't find my feet
built my world on promises
colorless and cold

I'm short of breath, I'm sure
gone, let it wash away the best I had
gone, and when I disappear
don't expect me back, don't expect me back

lost, sweetest things get lost
in the static far away
painted pictures of you
I fold
don't want to be holy then
don't want to be sold again
the way I was with you

I'm short of breath, I'm sure
gone let it wash away the best I had
gone and when I disappear
don't expect me back, don't expect me back

I'm short of breath, I'm sure
gone, let it wash away
the best I had
gone, and when I disappear
don't expect me back
don't expect me back

at its worse the heart is sober
at its worse the heart is cold, cold, cold

I'm short of breath, I'm sure
gone, let it wash away all the best I had
gone, and when I disappear
don't expect me, don't expect me back

gone, let it wash away
the best I had
gone, and when I disappear
don't expect me back
don't expect me back
don't expect me back

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