23 de febrero de 2010

Mujeres escritoras /1

CONCHA MÉNDEZ (1898-1986), de la Generación del 27

Ni me entiendo ni me entienden...

Ni me entiendo ni me entienden;
ni me sirve alma ni sangre;
lo que veo con mis ojos
no lo quiero para nadie.

Todo es extraño a mí misma,
hasta la luz, hasta el aire,
porque ni acierto a mirarla;
ni sé cómo respirarle.

Y si miro hacia la sombra
donde la luz se deshace,
temo también deshacerme
y entre la sombra quedarme
confundida para siempre
en ese misterio grande.

21 de febrero de 2010

Personajes reales* /8

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

ELVIRA

No debe tener aún los cincuenta años. Es profesora de matemáticas y está retirada porque tiene, desde hace unos diez años, una enfermedad degenerativa de los músculos que le impide vivir con normalidad.

Ha decidido, ahora que está retirada a la fuerza, dedicarse a hacer encaje de bolillos, estudiar matemáticas, aprender euskera y leer, leer, leer. Siempre está leyendo. Dice que lo del encaje de bolillos es por ejercitar un poco los músculos de la mano, por liberarse un poco de la actividad intelectual que realiza a diario durante tantas horas.

A veces quedamos para hablar. Es una especie de guía para mí. Me dijo, cuando le conté que había decidido estudiar filología hispánica, que esa era una carrera de maripuris. A ella le gustaba mucho más mi opción anterior, la de ambientóloga. Pero le encantó la idea de que fuera a estudiar fuera de Madrid, y por eso acabó apoyando mi decisión. Ahora me ayuda en la tarea de enseñar. Me cuenta anécdotas de sus años de jefa de estudios. Noto que es una mujer de armas tomar. Y no es para menos. Los dolores que le causa la enfermedad son insoportables, pero ella sigue adelante. Siempre está riendo. Nunca sé cuándo está mal y cuándo está bien de veras. A veces, pienso si es posible que esté bien estando así. Toma medicamentos muy fuertes y hay días que debe permanecerlos completos en la cama. Sale a la calle con su mini motocicleta adaptada y sonríe. Me encuentro con ella por la calle y me invita a que vaya a visitarla a casa.

Aprecio mucho a Elvira y creo que es la mujer más valiente que he conocido nunca. Luego me doy cuenta de que no, de que como ella hay muchas otras y me siento orgullosa de tenerla como amiga. Es un ejemplo de vitalidad. Me inunda su esperanza. Pensar en ella es pensar en la superación, darse cuenta de que hay que aprovechar la vida venga como venga, aunque nos postre durante días a una cama. Hay que seguir aprendiendo. Hay que seguir viviendo.

20 de febrero de 2010

Esperar

En un mundo de prisas continuas, del aquí y ahora, donde todo tiene que ser dicho y hecho, dejemos un hueco para la espera.

Quien espera, desespera, dice el refranero español. Yo creo que esa afirmación no se cumple en todos los casos. Quien espera tiene esperanza, piensa que lo que viene puede ser mejor. Creo que si evitamos la obsesión de la espera, ésta puede ser un momento bonito. Inflexión entre lo de ayer y ahora y lo que llegará.

Espero que el segundo detrás de este segundo en el que escribo me traiga lucidez y paciencia para seguir esperando.

19 de febrero de 2010

Personajes reales* /7

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

JAMAL

Alumno de primero de la ESO. Repetidor. Calculo que tendrá quince años, aunque no estoy muy segura. El desfase edad-curso es evidente.

Jamal es educado. Escucha atentamente y toma notas. Asiente, mira de frente y a veces responde acertadamente. Eso me da esperanzas.

Es hijo de padres marroquíes, él nació en Marruecos, pero vive en España desde que es un bebé. Está completamente -también aparentemente- occidentalizado, aunque la huella del Islam o de una educación machista está convirtiéndolo en un ser odioso. Al ser yo su tutora debo escucharle, aconsejarle, ayudarle. Siempre que tiene problemas, acude a mí. Lo de la semana pasada ya colmó mi paciencia. Falsificación de documentos públicos del centro educativo y amenazas de muerte a un compañero. Hasta ahí, nada del otro mundo dentro del ámbito de la enseñanza secundaria, donde este tipo de cosas no son el pan de cada día, pero sí ocurren de vez en cuando.

Mis compañeros y yo empezamos a tirar del hilo y descubrimos que también le hace la vida imposible a otro estudiante del centro. Alumno mío, también, que finalmente me cuenta, casi con lágrimas en los ojos, que no está tranquilo saliendo a la calle los viernes por la tarde. Tiene miedo a que Jamal lo vea y que sus amigos le peguen una paliza. Esto lo confiesa un alumno que una semana atrás se ha enfrentado cara a cara conmigo y no se achanta ante nadie. Me preocupo.

Seguimos tirando del hilo. Sale a relucir una historia de amor. Al menos hay una chica por medio. Nos enteramos de que amenazaba porque la chica que le gusta estaba saliendo con el otro chico y no puede permitir que eso ocurra. La chica en cuestión deja al primer amenazado y le pide salir a Jamal, él no acepta. No quiere ahora historias de chicas, porque debe centrarse en los estudios. Nadie entiende nada. Sólo la chica. A ella le gusta sentirse el centro de esta disputa que más parece de gallos que de seres racionales. Cuando ella, Sara, se entera de que Jamal será castigado, acude preocupada a hablar conmigo. Por favor, quitadle el castigo. No. Por favor, tiene muchos problemas en casa y otro castigo más puede traer consecuencias desastrosas. Lo siento, Sara, debió pensarlo antes de hacerlo. Las amenazas a miembros de la comunidad educativa son seriamente penadas. El asunto es grave: se trata de abuso escolar. Ella implora su perdón. Sigo tirando del hilo. Me entero, de forma velada, que Jamal siempre hace eso: siempre amenaza a todos los chicos que se acercan a Sara. Les dice que no se aproximen a ella si no quieren recibir una paliza. Sara sólo vive ya para Jamal. Me confiesa que le quiere y por eso acepta el hecho de que se comporte así. Le pido, por favor, que piense en la espiral en la que está entrando. Le advierto de que el comportamiento de Jamal roza los límites del maltrato. A ella le da igual. Le quiere y no quiere perderle como amigo, no puede desengancharse. También tiene quince años.

Tengo que terminar a la fuerza la conversación. Me supera. No entiendo qué pasa. No entiendo la actitud de Jamal; pero tengo miedo por Sara. Quiere a un maltratador. Le gusta que pegue por ella, le hace sentirse bien. Y él continúa afirmando que prefiere estar solo ahora, que ya lo pasó mal cuando estuvieron saliendo juntos y que no quiere repetir la experiencia. Tengo miedo porque la rechaza pero no la deja libre. Le he hablado a Sara sobre la libertad. Le digo que ella no es libre, que no es feliz, que rompa con esa relación ya. Ella agacha la cabeza, murmura un débil "Sí, ya...". Me mira a los ojos, desafiante, y repite: "No puedo, profe, no puedo, es que yo... yo le quiero".

Fin de la conversación.

18 de febrero de 2010

Encuentro

EL ENCUENTRO


Este encuentro no pertenece a los creyentes ni a los ateos, a ninguna religión o creencia en particular.
Este encuentro se produce simplemente entre humanos, entre personas que creemos en el
bien.
Por esto, hombres y mujeres de distintas razas y creencias estamos leyendo estas palabras al mismo tiempo, lo que ya es un motivo de alegría.
Pero hoy no vamos a centrarnos en lo que nos separa, sino en lo que nos une.
Quizás algunos piensen que nos parecemos poco, que hay pocas semejanzas. Muchas o pocas son tan importantes que puede que sean suficientes para empezar un camino juntos.
Imaginemos algo: ¿Qué pasaría si se encontraran Jesús de Nazareth y Mahoma?, ¿o si se encontraran con Buda?, ¿qué harían?, ¿discutirían?...
Yo creo que no, creo que se mirarían, se sonreirían, y charlarían amigablemente. Me imagino que, al mirarse, se reconocerían mutuamente como seres que trabajan para el Bien, hermanados por una labor común.
¿Qué se hubieran dicho Gandhi y Teresa de Calcuta?, ¿cómo os imagináis un encuentro entre ellos? Podría haber sido bastante parecido, son personas que ayudaron a sus semejantes con sus pensamientos, oraciones y con sus propias manos.
En aquellos lugares donde se sufre, ¿no colaboran religiosos de distintas confesiones entre ellos?, ¿no colaboran creyentes con no creyentes?, ¿no son todos gente de buena voluntad tratando de ayudar a los demás?
Muchos de los leéis esto tenéis unas creencias religiosas concretas, y otros muchos no. Pero hay algo muy importante que nos une a todos, y es la Buena Voluntad.
Esta fe que tenemos en el Bien, en la búsqueda de nuestro bien y del bien del otro. Esta fe en que hay un Bien dentro de cada ser humano, que hay un Bien dentro de las cosas es probablemente uno de los pilares fundamentales de todas las religiones y de las convicciones morales de tantas buenas personas no religiosas.
¿No nos hace este Bien en nosotros, esta intención de hacernos el Bien unos a otros, no nos hace Hermanos?
¿Seguimos a los fundadores de las religiones, a nuestros maestros, a las buenas personas que admiramos cuando olvidamos esto?
Aunque pudiera ser atrevido por mi parte, si quisiéramos resumir cuál es el propósito de nuestras religiones, yo diría que es uno doble: El desarrollo de ese Principio del Bien que hay en nosotros, y la expresión de esa Bondad hacia nuestros semejantes y al mundo en que vivimos.
Dos únicos puntos en común no parecen muchos... pero, ¿no son importantes?, ¿no son... lo más importante?... ¿no definen nuestro modo de vida?
Más aún, este mejorarse uno mismo y hacer el Bien a los demás, ¿no son compartidos por tantísimas personas que no están en ningún credo en particular?, ¿no son así nuestros vecinos, nuestros amigos, los que nos sonríen en el mercado?... ¿no somos la mayoría?
Y aún más... también aquellos que no creyendo en que hay un Bien dentro de las personas, ni en que la humanidad progrese... aquellos que sin esperar nada más... ni una mejor vida más allá, ni más acá... aquellos que algunas veces caen en la desesperación... aquellos que incluso con esta visión del mundo... toman partido, escogen un lado y también eligen hacer el bien que pueden... Aquellos que quizá demostrando más fe en el Bien o más valor que los demás, incluso en contra del mundo que ven, son incapaces de ignorar ese buen sentimiento dentro de sí mismos. Aquellos... son parte de esa misma hermandad.
El objetivo de este Encuentro es que recordemos esta Hermandad entre nosotros, que no nos centremos tanto en las cosas que nos separan, porque... estamos unidos en lo fundamental.
No queremos decir que no haya diferencias, ni que haya que evitarlas pero, igual que convivimos con personas que ejercen otras profesiones, con otras ideas políticas o con otros gustos; igual que hemos encontrado una base común de convivencia con ellos mientras seguimos nuestro propio camino; nosotros que somos creyentes y no creyentes, pero gente de bien, debemos ser los primeros en buscar esa base común para que, cuando enfrentemos problemas y sufrimientos comunes, podamos reunirnos todos hermanados por nuestra buena voluntad y trabajar juntos para encontrar el camino.
No olvidemos nunca esta Hermandad formada por todas las personas que, de una manera u otra, hacemos el bien en el mundo. Trabajemos juntos... estamos todos en el mismo barco.

Texto de Javier Fernández Panadero.

17 de febrero de 2010

Personajes reales* /6

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

ALEXANDER

La bondad viene desde Bulgaria y está personificada en él.

No es ni rubio del todo ni tiene los ojos azules. Tampoco sé si todos los búlgaros responden a ese canon, pero siempre los imaginé así.

Procede de una ciudad con nombre de reina y que evoca sabiduría, la que él parece ignorar, pero que conoce bien. Porque Alexander es un sabio. A su manera. Suspende un examen tras otro (aunque parece que ahora la cosa va mejorando) porque no domina el español y según él, en España, los profesores son muy exigentes. Lo cierto es que se esfuerza y creo que su esfuerzo va a merecer mucho la pena. Sabe analizar sintácticamente a la perfección la oración: "Quiero que Alexander venga hoy a clase", y eso que es una subordinada, y ésas, profe, son más difíciles. Alexander es un sabio porque sabe de la vida. Ha vivido con muchas carencias y aprecia lo que tiene aquí. Los fines de semana va a entrenar al rugby, con su cuerpo robusto de chico del este. Siempre está con gente, aunque su mundo interior es tan grande que parece que no le hace falta nadie. Tampoco echa de menos no salir con amigos búlgaros o con españoles. No tiene tiempo. Es que entrena mucho, profe.

Juega al rugby y estudia lengua, su talón de Aquiles. Pero es que su profe es muy exigente, como todos los profes españoles. Me alegra no tener que ser yo su profe de lengua, porque no podría suspender a alguien tan trabajador y esforzado.

De Alexander me gusta su forma tierna y respetuosa de disculparse cuando sabe que ha hecho algo mal. Cabeza gacha, mirada hacia el suelo, media sonrisa y un "Lo siento, profe" con su erre de frenillo tan inconfundible y ese acento duro de la gente de su tierra.

También me conmueve. Un día, un compañero había olvidado su lápiz de dibujo en casa y gritó en medio de la clase que no lo tenía allí. Alexander levantó la cabeza, se levantó del sitio y agarró su lápiz amarillo de dibujo (el que cuidaba desde principio de curso) entre las dos manos. Lo rompió por la mitad y le dio la parte que tenía punta a su compañero. Él se quedó con la parte más pequeña del lápiz y se acercó a la papelera, para sacar punta a su mitad. Dos semanas después, Alexander dibujaba con menos de tres centímetros de lápiz, mientras que su compañero, al que le prestó el lápiz amarillo, volvía a perder u olvidar el material de clase.

Tras esta historia, solo me quedan sonrisas para Alexander. Solo me quedan palmadas en la espalda, ánimos y enhorabuenas. Porque la semana pasada, por fin, aprobó su primer examen de inglés.

Vivaldi

Música para los días lluviosos con arcoiris.
Música para hacer memoria, recordar y desrecordar.

Música de espera.

15 de febrero de 2010

A los Goya, en gallego

Me emocioné al ver que el premio al mejor actor se lo llevó Luis Tosar, mi actor favorito. Pero me gustó aún más ver que el gallego también tuvo cabida en la gala. Noraboa.

Personajes reales /5

LOS ENAMORADOS

Ayer los vi mirarse a los ojos como si nunca se hubieran dado cuenta de que son órganos preciosos, brillantes y enigmáticos.

Se pasean por la calle de la mano. Los hay de todas las edades, razas, ideologías o sexo. Ayer muchos llevaban rosas rojas y cajas con forma de corazón.

También hay los enamorados que no precisan de nada para saber que se tienen. Esos enamorados son los que a mí más me emocionan. Esos que olvidan lo que significa el 14 y que no necesitan regalos para sentirse regalados.

Existen. Son personajes reales. Tú y yo los vemos a diario, se suben al tren, y aunque vayan solos, están enamorados. Comparten en verano un trozo de toalla en la playa. Se miran a los ojos aunque entre ellos exista la distancia física. Se casan y conviven durante años. Tienen hijos y mantienen el amor.

Existen. Son personajes reales. Hay pocos; pero los hay.

14 de febrero de 2010

San Valentín /y 3

Todas estas entradas están programadas.

Intuyo que ahora estaré tomando café con C. Esta semana fue su cumple y nos vemos de nuevo después de un mes. Una vez le escribí un poema sobre su pelo, sus pies y sus pasiones. Ella me llenó la habitación de mariposas. Odio hablar con ella de política, siempre discutimos. Tras la discusión, siempre hay una carcajada que es como un chorro de agua que nos limpia los pecados políticos. Y volvemos a ser tan amigas.

Creo que en eso consiste el amor, no en las cajas de bombones de hoy y los anillos de diamantes.

San Valentín /2

A veces, hay que dejar morir algunos sentimientos. Otras veces, hay que alentar que resurjan.

El amor es uno de esos sentimientos que no hay que matar nunca. Aunque en ocasiones duela.

San Valentín /1

Ayer, hablando con una amiga, me dijo que cuando estaba saliendo con su último novio, siempre hacía cosas que le hicieran feliz. Y que verle feliz le hacía a ella estar feliz. Cuando dejó de sentirse así, sintió que dejaba de haber amor y la relación acabó. Desde la más profunda honestidad.

Creo que el amor consiste en eso, no en los ramos de rosas de hoy.

13 de febrero de 2010

The Simpsons, Libro de Notas y Pequeño Libro de Notas

Éstas son las tres últimas novedades que he añadido a mi lista de "Lo que más leo/veo".

La última de ellas es una recomendación de F., que siempre que encuentra cositas interesantes, le busca la aplicación pedagógica y me las enseña para que las use. Le he echado un vistazo rápido y me ha gustado mucho. El Pequeño Libro de Notas (Pequeño LdN) es un recuerdo a los suplementos finisemanales que durante tantas generaciones hicieron las delicias de los más pequeños. Recuerdo cómo yo misma corría al periódico, los domingos, a buscar El Pequeño País, que devoraba en menos de una hora, leyéndolo todo de arriba abajo. Los infantes de hoy en día ya no hacen estas cosas. Creo que con la idea de retomar la pasión por la lectura de los sábados y domingos en los pequeños futuros grandes lectores, los creadores del Pequeño LdN han elaborado esta página web maravillosa. Hay cuentos y tebeos que se van desarrollando semanalmente. Historias de detectives o animales fascinantes acompañarán a los pequeños (y grandes) de la casa durante toda la semana. Nace hoy.

Libro de Notas es, por su parte, una página web autodefinida como "Diario de los mejores contenidos de la red en español". Supongo que llevará más tiempo en activo, pero yo la he descubierto a través de su versión para peques. No he tenido mucho tiempo para echarle un vistazo, pero es algo así como un gran periódico en el que encontrarlo todo. Hay artículos de opinión organizados por columnas de publicación semanal o mensual y los colaboradores son realmente buenos.

En cuanto a esta página de los Simpsons, es del creador (eso he entendido) del Pequeño LdN. Es un blog dedicado a los fieles amantes de la mítica serie de dibujos norteamericana. No hay información sobre el mundo Simpson que no esté registrada en él: curiosidades, extras, capítulos especiales, cameos,... está absolutamente todo.

Éstas son tres de las agradabilísimas sorpresas que la red nos guarda a todos y que descubrimos enlazando (que siempre me ha recordado a jugar a la oca). Deseo una larguísima vida al Pequeño LdN, recién nacido hoy. Y que las otras dos páginas se mantengan con tanta afluencia y la misma calidad por muchos años.

Personajes reales*/ 4

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

MANUELA

Tendrá ahora alguno más de cincuenta años. Tiene tres hijos y es profesora de educación infantil y de primaria. Una maestra de las de siempre. Cada jueves compartimos alumnos. Me gusta ver cómo se agarra a la tiza con fuerza y escribe y escribe en el trozo de pizarra que nos han dejado usar.

Es cristianísima. De las de misa todos los domingos. Pero también de las que no pisan su casa porque siempre hay algo más importante en las casas de los demás. Hace aproximadamente un mes fue a casa de Elizabet (inmigrante nigeriana en paro y con dos niñas pequeñas), de donde la sacó recordándole que las desgracias no duran siempre e insistiendo en que volviera a las clases. Ese día, Elizabet vino a clase y la bendijo durante la hora y media que duró.

Es curioso cómo nos reunimos en un espacio tan reducido personas tan diferentes. Hay un respeto enorme de los musulmanes hacia ella y de ella hacia los musulmanes, aunque siempre surge la batalla de qué religión es mejor. Odio esas peleas absurdas. Yo siempre estoy en medio y me tomo estas discusiones como investigación antropológica, me mantengo "neutral" y me río (por dentro) de que un dios -que a veces es tres en uno, con perdón-, cause tal confusión, tal algarabía (nunca mejor dicho, por cierto) y a veces tan poca tolerancia.

Cuando acaban las clases, Manuela y yo comentamos el caso de algún asistente a las clases. Es llamativo el caso de Kalil, de Mali, testigo de Jehová, al que Manuela trata de sacar de la prédica callejera, llevándole por el buen camino de la misa dominical. Luego, me dice en privado: "Si te digo la verdad, prefiero que sea musulmán a que sea testigo". Como si hubiera religiones mejores o peores.

Cada uno busca el sentido de la vida donde puede o quiere. Los hindúes en una vaca, los cristianos en una cruz. Para los no creyentes está la perdición eterna. A veces creo que es mejor estar perdido sin dios, que perdido en un mar de dioses. Para esto último sólo fueron buenos los griegos y los romanos.

Hoy Manuela dormirá tranquila porque se ha encontrado a Cristo en el rostro de los otros. Bendita ella. Yo también voy a dormir tranquila, porque cada vez mi certeza es mayor.

12 de febrero de 2010

La imagen del yo o la otredad


Habla Manuel estos días de la doble imagen del yo, de la que mostramos en público, a través del rostro y los actos que acometemos diariamente, y la del yo interior, ese que sólo nosotros conocemos. Me pregunto si eso de la doble imagen del yo tiene que ver o no con la otredad. ¿Soy uno interno y otro externo? ¿El yo es el mismo pero lo que varía es su representación (ante uno mismo, ante el resto)? ¿Cuántas falsiregos hay en esta falsirego concreta? ¿Cuántas Patricias hay en ésta que os escribe? ¿Quién somos (perdona la inconcordancia, pero me sale mejor decirlo así)? ¿O nos definimos por lo que hacemos? ¿Cómo descubrir la verdadera esencia del yo, si verdaderamente somos uno y varios al mismo tiempo?

No quiero mantener mi mente muy ocupada para poder pensar en esto. Mi otro yo me dice que me olvide, que haga otras cosas. Uff. ¿A qué yo le hago caso?

11 de febrero de 2010

Días redondos

Hay días redondos como lunas.
Días que dan la vuelta y que, aunque terminen antes del fin del día, se han llenado más que otras veces.

Día redondo que comenzaba con blog y termina con blog.
Y en el medio una gran decepción (es mi primer año, supongo que aprenderé a no decepcionarme por la actitud de mis alumnos, aunque yo sea su tutoría), comida deliciosa, mejor compañía, poesía, mujeres, libros, callejones madrileños, San Cristóbal, un tí con tilde en la i que duele como una puñalada trapera, Mahoma, dos cuentos del Magreb, una pizca de teatro y una nueva decepción. La de saber que, a veces, no hay comunicación posible, aunque nos esforcemos.

Sueño en los ojos
en este día redondo como una luna.

A pesar de las decepciones, a pesar de la doble imagen de nuestro yo, a pesar de la filología "desfilologizada", siempre queda la vida, que acude como una certeza a salvarnos.


A O'Keeffe la pongo porque es una de las mujeres de este día redondo. Redondo como el origen de la vida.

Personajes reales* /3

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

FATIMA

Mujer. Marroquí. Independiente.

Conocí a Fatima hace aproximadamente seis veranos. La ayudé en un trabajo con su español. Ella se dedicaba a recoger historias de compatriotas -en árabe- y traducirlas al español. Después utilizaría esos informes para conocer la situación en la que llegaban a España muchos inmigrantes que seguían viviendo precariamente en torres eléctricas cerca de invernaderos gaditanos, recibiendo radiactividad, sol y ninguna compasión.

Fatima sonreía siempre. Me consideraba su amiga. Se había enfrentado a muchos hombres de su barrio porque en verano vestía faldas que dejaban ver sus piernas y había dejado de usar el velo hacía muchos años. Me encantaba Fatima. Siempre que la veía me decía que estaba invitada a tomar un té en su casa. Que seguro que nunca había tomado un té como el que ella preparaba. Seguro. Pero nunca llegué a tomar té con ella. Le perdí la pista un año después de conocerla y no volví a saber de ella.

Me encantaba Fatima porque era una persona valiente, luchadora y trabajadora. Tiró todas las barreras posibles: las de la raza, las del idioma, las del sexo. Era -y supongo que seguirá siendo- una mujer libre que dedicaba sus esfuerzos para lograr la libertad de los pueblos y de las personas. Lloraba contando alguna historia y se lamentaba por no poder hacer nada frente a las injusticias que había oído y transcrito tantas veces. Historias que yo leí y le ayudé a redactar. Historias que también a mí me hicieron derramar lágrimas. Cuando los gobiernos se embarcaban en guerras preventivas sin intuir siquiera la crisis de años después.

Todo sigue igual ahora. Las mismas carencias y los mismos horrores con otros nombres. Afortunadamente, también sigue habiendo mujeres y hombres libres que creen de verdad en la libertad de las personas y luchan por que se alcance de verdad.

9 de febrero de 2010

Personajes reales* /2

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

MARÍA

María tiene quince años. Llegó a España hace tres. Con doce años se fue de la casa materna y comenzó a convivir con un hombre más de diez años mayor que ella. Decía que era su novio. Desde entonces, su vida ha sido un tambalearse continuo de casa en casa, siempre lejos de su madre. Siempre muy cerca -demasiado- de gente mucho mayor que ella.

Hace unos días se destapó la caja de los horrores. Su secreto no estaba tan bien guardado y nos enteramos todos. Los adultos que queremos ayudarla hemos sufrido por ella. Ella no lo entiende y se ríe. No entiende de qué nos escandalizamos, si ella no hace nada malo. Si ella consiente. Nosotros sufrimos, ella no entiende nada. Ella se divierte y ellos no son tan mayores, veinte, treinta años, son jóvenes.

Tenemos miedo al futuro que le espera a María y nos horroriza el pasado y el presente que ha vivido. Ella siempre tiene sueño. No atiende y está de mal humor. Cree que todos los adultos estamos contra ella y no la dejamos vivir en paz. ¡¿Qué sabrá ella lo que es la paz?!

Me pregunto si ser profesora es ser también trabajadora social y psicóloga. Me pregunto si ser profesora es actuar también como amiga, dar consejos y decirle a María (y a otras) lo que deben o no deben hacer. Aunque yo no sea su madre. Aunque ella sea más mayor que yo por las circunstancias de su vida. También me pregunto por qué hay tanto hijo de puta suelto aprovechándose de un rostro bonito que aún no ha aprendido a decir no.

7 de febrero de 2010

Personajes reales* /1

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.


MUSTAFA

Mustafa es joven. Mustafa es musulmán y vive en una ciudad del sur de Madrid. Acude las tardes de los martes y los jueves a clases de español. A mí me encanta Mustafa. Siempre sonríe y se sonroja cuando articula una frase perfecta en español y le felicitamos por ello. Tamborilea con los dedos sobre la mesa; anota vocabulario en los márgenes de su bloc de notas y pregunta en árabe a sus compañeros qué significa tal o cual palabra.

A Mustafa le brillan los ojos cuando habla de Marruecos y de sus tradiciones musulmanas. Lleva dos años sin probar el cuscus y se le hace la boca agua cuando nos explica las diferentes recetas de cuscus que conoce. Nos invita con los ojos a adentrarnos en su cultura y nosotras no podemos rechazarle nada.

A veces tengo la sensación de que, igual que el resto, Mustafa acude a clases para defender su cultura y despojar los prejuicios que tenemos hacia los musulmanes. Aprender español es la excusa. Creo que Mustafa, igual que el resto, viene para sentirse escuchado por españoles, para sentirse uno más entre todos, para compartir, para conocer gente, para no sentirse tan solo. Quizás yo también esté en clase para sentirme menos sola, para sentirme escuchada por gente de otras partes del mundo, para sentirme una más entre todos, para compartir, para conocer gente. Enseñar español es la excusa. Cuando pienso esto, me doy cuenta de que en el fondo nos parecemos. Aunque al final de las clases, Mustafa acuda a mí y me implore, con los ojos llenos de una súplica que no entiendo, que crea en algo, que tenga una religión, que por favor crea.

¡En el fondo somos tan diferentes! Le hablo de mi amiga Marina, de cómo nos entendemos sin entendernos. Pero no comprende. Su nivel de español no es suficiente. Y su concepción de la religión es muy diferente. Su tabla de salvación es el Islam. La mía, los martes y los jueves por la tarde, son ellos. El Bien para mí está en obrar siguiendo las normas de mi propia moral. Se lo digo y niega con la cabeza. Me tiende un folleto que se llama: "La concepción de la mujer en el Islam" y me pide que lo lea. "Está bien, lo leeré. Pero no me voy a convertir", le digo. Él me dice: "Claro, tú eres libre de ser lo que quieras ser. Pero por favor, cree en algo".

Somos diferentes. Tan diferentes como Marina y yo.
En el fondo nos parecemos.

Dentro

"Estás dentro do meu texto, pero non dentro da miña vida"


/Estíbaliz Espinosa

4 de febrero de 2010

Muerte

"¿Qué se muere cuando uno se muere?"


/Eduard Punset