30 de octubre de 2010

30 de octubre. Miguel Hernández. Los clásicos /9

Miguel Hernández es recurrente en este blog. Porque es un clásico. Dice Harold Bloom, autor del libro de ensayo sobre crítica literaria El canon occidental, que "los originales no son originales". Claro. Porque los autores originales que llegan a formar parte del canon (y para mí Hernández es un miembro merecedor de ese puesto), lo son porque bebieron de otros poetas. Otros poetas influyeron en ellos, o como el propio Bloom dice, los otros poetas los eligieron. Los muy creyentes, siguiendo esta idea del "elegido" hablan de que no son ellos los que eligen a Dios, sino Dios quien los elige a ellos. Bromeando un poco con este concepto, yo siempre digo que cuando voy por una librería no elijo yo los libros, sino que se dan dos acontecimientos o los libros me eligen a mí, o alguien elige por mí mis libros.

Volviendo a Miguel Hernández, y aprovechando que hoy en todas partes se habla de él, creo que a este excepcional poeta la originalidad le vino de sus lecturas. Porque siempre se ha hablado de que Hernández es un poeta autodidacta, pero lo cierto es que leyó mucho y a muy buenos poetas españoles y que fue así como nutrió su excelencia.

Este blog, que sólo tiene en común con Miguel Hernández que se va haciendo con palabras, ha sido elegido por la gracia del poeta de Orihuela. Y por eso hay recurrencia de su poesía en él. Hoy más que nunca, porque hace cien años que vino al mundo alguien con una sensibilidad y un don literario tan profundos, recordemos los versos del poeta.

El mar también elige
puertos donde reír
como los marineros.

El mar de los que son.

El mar también elige
puertos donde morir.
Como los marineros.

El mar de los que fueron.



Cancionero y romancero de ausencias, Miguel Hernández

1 comentario:

Todo respira dijo...

Hernández, pastor de palabras que suenan a aire nuevo, viento del pueblo, que le arrastraba, le llevaba de la mano a la poesía, ese arma cargada de futuro que hace que los presentes se carguen de magia, de toda esa que se queda rezagada entre los repliegues minuteros de los días rápidos, fugaces, ríos revirtiendo en pro del olvido. Hernández, pastor de palabras, de verbos y nombres. Gracias. Hoy, treinta de octubre. Cien vidas después. Y a tan sólo dos millones de versos de aquí...