5 de febrero de 2009

Hamburgo. Carlos Núñez.



Ayer me llevaron a ver Hamburgo. Una ciudad preciosa, sin duda. Las dos próximas semanas viviré allí, así que tendré tiempo de conocerla mejor, de sentirla un poco mía.

Hamburgo, a partir de ahora, estará ligada a Carlos Núñez. Porque ayer tocaba Carlos Núñez en un local que se llama Fabrik en Hamburgo, y no dudé en pedir que me llevaran. Fue extraño estar allí, rodeada de alemanes (a algún español oí también, claro) y escuchándolo a él hablar en inglés. Fue un sentimiento nunca antes vivido tan intensamente de pertenencia a una tierra, de sentirme fuera de casa, pero cerca por un momento. Quizás porque estaba sola. Porque no había amigos con los que bailar y con los que pensar que esto solo es una aventura de unos días. Me vi a mí misma ahí, escuchando tocar melodías hermosas en flautas mágicas, escuchando cantos tradicionales gallegos que me desgarraron el alma por un momento. Y los ojos llenos de agua que soltar. Y ni una lágrima en este país de personas duras y fuertes, aunque mis ojos lo necesitaran. La última, la mejor recompensa fue el abrazo de Carlos. Un abrazo universal, sí; pero absolutamente español. Con sonrisa, con buenos deseos.

Mi primer día en Hamburgo y el abrazo de Carlos Núñez. ¿Qué más se le podía pedir al día de ayer?
Ayer necesitaba que tiraran un poco de mí. Y An Dro tiró de mí, desde un dedo meñique.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón...¿Qué más podías pedir? A Kilómetros de tus tierras de flautas y gaitas y las has tenido allí. Quizás en tus ojos estábamos ayer todos los que no estábamos. Gracias por la canción. Cuídate.

Catalina GG-H dijo...

Ánimo mi bella valiente. Que el árbol de la añoranza no te impida ver el bosque. Aunque sea un bosque de granito y cemento, las esquinas siguen llenas de magia.

CGG-H @---