13 de junio de 2009

La felicidad pública



Hace algún tiempo hablaba del amor público y de la vida de los otros. Criticaba ese afán que tiene todo el mundo por mostrarle al resto de la gente lo maravillosa que es su pareja y lo que la quiere, además de esa manía de contar su vida a gritos cuando uno va en el tren o en el metro.

Creo que hay sentimientos y emociones que se corrompen menos si no se hacen públicos. Lo mismo pasa con la felicidad, o la apariencia de felicidad. Diariamente nos sometemos a un chorro de felicidad ajena difícilmente esquivable. Cientos de blogs, fotologs, espacios, etc. llenos de fotografías de gente de fiesta, sonriendo y demostrándole al público lo fabulosamente bien que se lo están pasando. Yo sé que el problema es mío por pasearme por esos blogs, fotologs y espacios públicos y ver las fotos de esa felicidad rimbombante que cada vez me cuesta más entender.

Como el problema es mío, dejaré de ver las fotos de esa felicidad pública, porque sé que la gente seguirá demostrándole al mundo lo encantada de haberse conocido que está.

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