Para Jorge Diego
Hay días en los que uno sufre resaca de recuerdos, de emociones por los acontecimientos que han ocurrido los días previos. Se acercan los finales, se acercan nuevos principios y eso causa una especie de angustia extraña en la que uno comienza a mirar atrás para recordar lo que le hizo bien. Es una forma de asegurarse de cuáles son los pasos que tiene que andar.
Tras el cierre de las grandes puertas del pasado, a uno siempre se le olvida cerrar algunas ventanas. En esas ventanas se cuela la esperanza, los amigos de antaño que te sacaron una sonrisa. Con las puertas cerradas y algunas ventanas entreabiertas se me ha colado el recuerdo de MAVE 2008 y con él la polaridad extraordinaria de un chico de aire, la dulzura de una cántabra en Londres y la fuerza intelectual de un leo leonés.
Creo que este mensaje es demasiado encriptado. Es mejor terminar con él recordando una melodía que me atrapó en ese MAVE. Como siempre, la elección, al igual que las buenas ideas, vino de la mano de Jorge.
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