3 de enero de 2010

Desamor


Para una amiga que sufre por amor,
para que se desenamore.


Ahora, como nunca (o como siempre, no sé cómo decirlo), es tiempo de amores y desamores. Hace varias noches sufrí, con el sufrimiento de una amiga, un desamor. Creo que nadie merece sufrir por amor. Y aún así, nos empeñamos en hacerlo. Mi amiga, que por fin había dejado de hacerlo, a la que por fin le llegaba el tiempo dulce, sintió, de golpe, otra vez la bala dura del amor. Y todos sufrimos por ella.

Para ella, para que se desenamore, van estos versos de Manolo Chinato, un poeta extremeño de garra.



Juguete de Amor

Anoche pasé frío y me desenamoré un poco.
Anoche pasé frío y fui poeta.
Anoche, mientras mi carne se helaba
y mi alma en mi cuerpo se escondía,
vi como mi amor para ti
era un juguete pasado ya de moda que ya nada valía.
Cualquier amanecer echarán
al viejo juguete de mi amor a un carro de basura,
y alejándose en la amarga soledad
oirá al carretero dar palos a su mula
que todo se lo da por un poco de paja
y, a veces, pochas uvas.

Y estaré allí donde ya nada vale nada
hasta que algún día una dulce gitanilla,
con mocos y pecas en la cara,
limpie con su manga grasienta
la suciedad que la sociedad pegó a mi alma;
y volveré a ser un juguete reluciente de amor y de alegría.

¡Que importa que me engañes si luego me sonríes!
¡Qué importa ser poeta o ser basura!
Anoche pasé frío en el cuerpo y en el alma...
Anoche pasé frío y quedó mi libertad de amor helada.

Manolo Chinato.


Una vez utilicé el primer verso de este poema. Una vez le dije a alguien: "Anoche pasé frío y me desenamoré un poco". Desenamorarse es duro y decirlo lo es aún más. También es duro cuando llega el sentimiento del desamor y no somos capaces de verbalizarlo; pero es aún peor cuando empleamos las palabras de otros para expresar sentimientos propios. 'A veces', me dijo ayer Marta, 'la literatura es peligrosa para decir lo que sentimos; disfrazar de poesía un sentimiento triste, es de cobardes'. ¡Y qué razón tenía!. Después de eso, recordé el día en que yo pronuncié este verso, y hoy, algunos años después, me doy cuenta de que no era desamor lo que sentía, sino otra cosa que ni siquiera se le parecía, y que ni el mejor de los poetas sabría expresar con sus palabras.

Sólo para ella, que hoy sufre de verdad por amor, va este poema. Y recojo de nuevo ese primer verso, para alimentar después (y en soledad) los futuros desamores verdaderos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias.
Espero que haga mucho mucho frío por aquí, para desenamorarme mucho mucho, del todo, aunque sea difícil. Gracias por estar ahí.
Qué duro es el verso: ¡Qué importa que me engañes si luego me sonríes!