11 de febrero de 2010

Personajes reales* /3

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

FATIMA

Mujer. Marroquí. Independiente.

Conocí a Fatima hace aproximadamente seis veranos. La ayudé en un trabajo con su español. Ella se dedicaba a recoger historias de compatriotas -en árabe- y traducirlas al español. Después utilizaría esos informes para conocer la situación en la que llegaban a España muchos inmigrantes que seguían viviendo precariamente en torres eléctricas cerca de invernaderos gaditanos, recibiendo radiactividad, sol y ninguna compasión.

Fatima sonreía siempre. Me consideraba su amiga. Se había enfrentado a muchos hombres de su barrio porque en verano vestía faldas que dejaban ver sus piernas y había dejado de usar el velo hacía muchos años. Me encantaba Fatima. Siempre que la veía me decía que estaba invitada a tomar un té en su casa. Que seguro que nunca había tomado un té como el que ella preparaba. Seguro. Pero nunca llegué a tomar té con ella. Le perdí la pista un año después de conocerla y no volví a saber de ella.

Me encantaba Fatima porque era una persona valiente, luchadora y trabajadora. Tiró todas las barreras posibles: las de la raza, las del idioma, las del sexo. Era -y supongo que seguirá siendo- una mujer libre que dedicaba sus esfuerzos para lograr la libertad de los pueblos y de las personas. Lloraba contando alguna historia y se lamentaba por no poder hacer nada frente a las injusticias que había oído y transcrito tantas veces. Historias que yo leí y le ayudé a redactar. Historias que también a mí me hicieron derramar lágrimas. Cuando los gobiernos se embarcaban en guerras preventivas sin intuir siquiera la crisis de años después.

Todo sigue igual ahora. Las mismas carencias y los mismos horrores con otros nombres. Afortunadamente, también sigue habiendo mujeres y hombres libres que creen de verdad en la libertad de las personas y luchan por que se alcance de verdad.

1 comentario:

Manuel Casal dijo...

No te sé decir por qué, pero esta historia de libertad, de mujer libre, me da la impresión de que es también una historia de soledad, de mujer sola.
En esta sociedad injusta, por machista, la soledad de la mujer es mucho pero que la del hombre.