21 de febrero de 2010

Personajes reales* /8

* Aunque los personajes presentados en esta serie son reales, he distorsionado o cambiado sus nombres para proteger su identidad.

ELVIRA

No debe tener aún los cincuenta años. Es profesora de matemáticas y está retirada porque tiene, desde hace unos diez años, una enfermedad degenerativa de los músculos que le impide vivir con normalidad.

Ha decidido, ahora que está retirada a la fuerza, dedicarse a hacer encaje de bolillos, estudiar matemáticas, aprender euskera y leer, leer, leer. Siempre está leyendo. Dice que lo del encaje de bolillos es por ejercitar un poco los músculos de la mano, por liberarse un poco de la actividad intelectual que realiza a diario durante tantas horas.

A veces quedamos para hablar. Es una especie de guía para mí. Me dijo, cuando le conté que había decidido estudiar filología hispánica, que esa era una carrera de maripuris. A ella le gustaba mucho más mi opción anterior, la de ambientóloga. Pero le encantó la idea de que fuera a estudiar fuera de Madrid, y por eso acabó apoyando mi decisión. Ahora me ayuda en la tarea de enseñar. Me cuenta anécdotas de sus años de jefa de estudios. Noto que es una mujer de armas tomar. Y no es para menos. Los dolores que le causa la enfermedad son insoportables, pero ella sigue adelante. Siempre está riendo. Nunca sé cuándo está mal y cuándo está bien de veras. A veces, pienso si es posible que esté bien estando así. Toma medicamentos muy fuertes y hay días que debe permanecerlos completos en la cama. Sale a la calle con su mini motocicleta adaptada y sonríe. Me encuentro con ella por la calle y me invita a que vaya a visitarla a casa.

Aprecio mucho a Elvira y creo que es la mujer más valiente que he conocido nunca. Luego me doy cuenta de que no, de que como ella hay muchas otras y me siento orgullosa de tenerla como amiga. Es un ejemplo de vitalidad. Me inunda su esperanza. Pensar en ella es pensar en la superación, darse cuenta de que hay que aprovechar la vida venga como venga, aunque nos postre durante días a una cama. Hay que seguir aprendiendo. Hay que seguir viviendo.

1 comentario:

Manuel Casal dijo...

A pesar de todo.