Aunque me digan que soy muy joven para seguir a estos maravillosos cantantes, lo cierto es que una vez que los escuché, no soy capaz de vivir sin seguir escuchándolos. Esta canción pertenece al grupo de las músicas elegantes, de los clásicos contemporáneos que nos golpean y recuerdan de lo que los seres humanos somos capaces.
Esta canción se la dedico a (don) Emilio, que un día me dijo que le encantaba Silvio. Y también se la dedico a mi amiga Yolanda. Dos maestros sin parangón.
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