Gracias a la vida que somos curiosos.
Gracias a lo que leemos, a lo que vivimos, a quienes tenemos alrededor.
Y gracias a esos resortes que hacen que seamos curiosos, que anhelemos saber más, que seamos niños de veinte, treinta, cuarenta y hasta cien años.
La curiosidad y las ganas de saber son las que nos hacen fuertes y hacen que avancemos. Lo importante de buscar respuestas es que surjan las preguntas. Quizás no sea tan importante el fin como los medios. Mientras encontramos las respuestas, sigamos rebuscando entre las estanterías. Las de las bibliotecas y las de nuestra mente. Eso nos mantiene vivos y alerta.
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