25 de junio de 2011

¿Quiénes somos?


¿Somos quienes somos o como queremos que los demas crean que somos?

Esta pregunta lleva atormentándome años. La hipocresía y la falsedad son un mal común y extendido. Creo que estos dos defectos se han desarrollado en la base de una educación insuficiente o mala y bajo los modelos de muchos de los personajes públicos que nos representan: no solo los políticos, sino los miembros de la Casa Real o incluso Belén Esteban,  quien -lamentablemente- muchos españoles consideran el modelo más alto del ciudadano español. Aunque muchos de los que leemos esto -afortunadamente- la consideraremos  como modelo absoluto de la chabacanería y el mal gusto. Y espero que no se me ofenda quien lea esto, que sé que hay muchos seguidores de esa chica que irían con ella hasta el fin del mundo. Pero lo que es cierto es cierto y no se pueden negar los hechos.

Pero mi preocupación fundamenteal es la que da título a esta entrada: "¿quiénes somos en realidad?". ¿Cómo nos definimos? Una vez, en un curso de tutoría y orientación la profesora que explicaba hizo un experimento con todos los que asistíamos a la clase. Nos pidió que escribiéramos en un trozo de papel quiénes éramos. No dijo nada más. Y ahí empezamos a definirnos cada uno. Unos por lo que eran, otros por cómo eran, los más por de dónde eran, algunos por lo que les gustaba. Listas y listas de palabras. Pero nadie dio respuesta a "¿quién soy yo?". ¿Yo soy mi nombre? ¿Yo soy mis estudios y mi trabajo? ¿Yo soy las cualidades, virtudes y defectos que albergo? ¿Yo soy mis amigos y mi familia o la relación que tengo con ellos? ¿Yo soy la música que escucho, el partido político al que voto, la ropa que me pongo, los restaurantes y bares que frecuento? ¿Yo soy los viajes que he hecho, los hombres que he besado, los animales que he cuidado? ¿Acaso soy los libros y poemas que he leído, los alumnos a los que he enseñado, los profesores y alumnos de los que he aprendido? ¿Yo soy los baches del camino? ¿Yo soy el "padrenuestro" que aprendí a rezar en la infancia o el "padrenuestro" que empecé a olvidar en la adolescencia? 
Es imposible definirse a uno mismo, porque estamos llenos de matices imperceptibles pero que sí crean una diferencia de lo que fui hace una semana y lo que soy ahora, o de lo que eres tú y lo que soy yo ahora, en este momento, en esta mañana de verano. 

A mí me gusta mucho afirmar sentencias tales como "somos agua", "somos viaje", "somos pasado", "somos olvido". Y no creo que sean afirmaciones erróneas. Simplemente no somos solo eso. Somos eso y más y eso nos hace interesantes.

Lo que me pregunto además es por qué si somos tan complejos complicamos aún más nuestra esencia ocultando cosas de nosotros mismos y disfrazándonos de otras cosas para que los demás crean que somos de otra forma. Me da rabia. Yo lo hago. Asumo esa parte de mí misma. Siempre he dicho que era buena adaptación al medio. Pero no sé si realmente se trata de adaptación al medio o de tratar de ser alguien que no soy. A veces, cuando hacemos eso, fracasamos y volvemos a nuestra esencia. Otras veces, esa prueba que hicimos de ser de tal o tal manera tiene éxito y acabamos siendo como alguna vez fingimos o inventamos ser. Eso también nos hace, también nos define. Pero me da miedo que la influencia de lo de fuera haga que nos comportemos de diferente manera según con quién tratemos. Me da miedo que no seamos genuinos desde el principio hasta el final. Pero quizá la clave del éxito en sociedad reside precisamente en eso: en ser camaleónico, en mantener lo esencial y hacer variaciones leves. Adaptación al medio.

Pero al final, seguimos sin saber muy bien quiénes somos.


2 comentarios:

Marina dijo...

Me quedo con que somos "cor inquietum". La filosofía medieval tiene admirables intentos para definirnos ;)

Manuel Casal dijo...

Yo no soy más que un misterio.