Por primera vez en mi vida, me propongo hacer un inventario de mis lecturas del mes. Lo decidí hacer en FB, donde anuncié que mi primera lectura del mes era Compostela y su ángel, de Torrente Ballester. Sin embargo, por esas cosas que de repente ocurren, por esos libros que se te cruzan en el camino y te sueltan de la mano de los anteriores, dejé sin finalizar el libro de uno de mis escritores gallegos favoritos para adentrarme en una historia de amistad, culpa, reconciliación y amor. Había oído hablar de la novela y de la película, y nunca me habían dado ganas de leerla, pero por esos misterios de los libros y la literatura, esta vez, con el comodísimo formato Kindle me lancé a ella como quien solo espera un poco de entretenimiento estival. El resultado ha sido muy positivo. Me he enganchado a la novela y la he llorado casi página a página -si me permites el anacronismo-, pero con un llanto casi purificador, como si yo misma fuera el protagonista de la historia y quisiera así redimir los pecados.
La novela en cuestión es Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini, escritor afgano que ha cosechado un éxito arrollador tanto por esta novela, llevada al cine en 2007, como por Mis soles espléndidos, su siguiente éxito de público. Hace unos meses la habría definido como lectura de verano, pero creo que es una lectura indispensable para aquellos que no conozcan nada de la historia reciente de Afganistán, el régimen soviético en el país y el posterior régimen taliban. Es una forma bella de empezar a entender la historia y una introducción muy interesante a los acontecimientos que llevaron a Afganistán a ser durante años el centro del mundo, cuando durante tanto tiempo había sido uno de tantos otros países desconocidos de Oriente Próximo.
Una de las citas que más me gusta de toda la novela y que imagino que es un proverbio afgano es la siguiente, aplicable a todos los países y todas las circunstancias:
"Las malas hierbas del desierto siguen con vida, pero la flor de primavera florece y se marchita"
Una verdad cruel y dolorosa. Trabajemos por transformar ese proverbio e intentar lograr un mundo más bonito. Un mundo en donde los niños puedan seguir volando sus cometas.
Fotograma de la película "Cometas en el cielo", basada en la novela homónima de Khaled Hosseini. |
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