30 de agosto de 2012

Realidades

La gente sigue muriendo. Y en Parla ha dejado de llover desde hace meses. Imagino que se seguirán enviando cartas como las de hace diez años. O si no, e-mails, que es lo que se lleva ahora. Mis amigos E. y E. me han escrito e-mails últimamente. También me han venido a ver al blog. Eso es reconfortante, es otra parte más de la realidad que le hace a uno feliz cuando ha dejado de llover y la muerte sigue acechando, sin descanso.

Eso es lo bueno de la realidad, que tiene tantas caras que aunque algunas te hagan sufrir, otras equilibran y compensan esa tristeza.

Édouard Boubat
Hoy he salido a andar. Aquí no hay monte. Si hubiera, quizás ya habría llovido. He caminado por calles sucias, pero también por parques llenos de fuentes, árboles y niños pequeños. Cuando yo tenía la edad de esos niños, no había muchos más de mi generación en España. También he escrito e-mails, he leído a Murakami, he enseñado a diferenciar un CD de un CI, he mirado de reojo a la luna y he recordado a personas del pasado. Eso es lo que tienen las realidades múltiples, los universos infinitos de los que hablaba hace unos meses. Ocurren muchas cosas en un mismo día y cada una de ellas pertenece a una realidad común que es la suma de otras pequeñas. Y todas deben de estar relacionadas de algún modo, en un continuo fluir que lo une todo. Agua. Malta Kanoo, el personaje de El pájaro que da cuerda al mundo, habla de las corrientes acuosas, cree que la vida se rige por el agua. Yo también creo que el agua es el elemento más importante. Por eso me pone triste estar alejada del mar. Y que no llueva. Y la muerte.

Hoy me conformo con las fotografías de Christophe Jacrot, que tiene una verdadera pasión por la lluvia. Paraguas, calles mojadas, lentes llenas de pequeñas gotas. El mundo de Jacrot se parece mucho a mi mundo ideal. Ojalá la muerte nos diera un respiro. Lamentablemente, ni siquiera en el más ideal de los mundos eso sería posible.

Jacrot prohíbe, en su página web, la copia de sus fotografías, por eso me quedo con la que ilustra esta entrada, de Boubat. Preciosa e imprecisa imagen de la lluvia. Una realidad hermosa.

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