25 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XXII)
Háblame de la lluvia
Las gotas de lluvia son de una fragilidad infinita;
surcan senderos de lágrimas en las ventanas,
peinan los pétalos de las flores rojas,
inundan los mares.
Si pruebas a mirar al cielo
te besan los ojos;
corretean sensuales por tu cuello,
salpican de sueños tus pestañas.
Las gotas de lluvia son como las notas de un adagio;
pedalean tus calles y tus puentes,
empapan tus estancias de tristes alegrías,
deshabitan de recuerdos el olvido.
Los días de lluvia son de una belleza admirable;
pero al final, no sé por qué,
nos vuelve a entrar el miedo
y abrimos el paraguas.
(En Háblame de la lluvia, por María Monjas Carro)
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Abril revolucionario, 25.
Reivindicación de Abril del 74, en la Revolución de los Claveles |
- Grândola, vila morena
- Terra da fraternidade
- O povo é quem mais ordena
- Dentro de ti, ó cidade
- Dentro de ti, ó cidade
- O povo é quem mais ordena
- Terra da fraternidade
- Grândola, vila morena
- Em cada esquina um amigo
- Em cada rosto igualdade
- Grândola, vila morena
- Terra da fraternidade
- Terra da fraternidade
- Grândola, vila morena
- Em cada rosto igualdade
- O povo é quem mais ordena
- À sombra duma azinheira
- Que já não sabia a idade
- Jurei ter por companheira
- Grândola a tua vontade
- Grândola a tua vontade
- Jurei ter por companheira
- À sombra duma azinheira
- Que já não sabia a idade
- (Traducción, aquí)
24 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XXI)
ESCRIBIR
Si me quitan la palabra escribiré con el silencio.
Si me quitan la luz escribiré en tinieblas.
Si pierdo la memoria me inventaré otro olvido.
Si detienen el sol, las nubes, los planetas,
me pondré a girar.
Si acallan la música cantaré sin voz.
Si queman el papel, si se secan las tintas,
si estallan las pantallas de los ordenadores,
si derriban las tapias, escribiré en mi aliento.
Si apagan el fuego que me ilumina
escribiré en el humo.
Y cuando el humo no exista
escribiré en las miradas que nazcan sin mis ojos.
Si me quitan la vida escribiré con la muerte.
(En Poemas para los demás, de Ángel Guinda)
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23 de abril de 2013
23 de abril, día del libro (Mis poemas de abril, XX)
El día del libro, como cualquier otro día que queramos destacar y celebrar son todos los días. Pero el 23 de abril marca un antes y un después en el transcurso del año. Cuando niña, ansiaba con todas mis fuerzas que llegara el día señalado porque en el colegio o el instituto se hacía una fiesta: cuentacuentos,
lecturas de historias, libros, poemas, a veces, incluso, me regalaron un clavel, el mercadillo de libros antiguos, el sol aún un poco débil de abril acariciando los cristales de las ventanas y en nuestros rostros la alegría de la fiesta. Todo 23 de abril me hago una ofrenda, el regalo de la buena compañía, el regalo de un libro... Aún hoy no sé qué me depara este día, pero prometo celebrarlo bien.
De momento, para seguir con la tradición que he iniciado para este hermoso mes de abril, incluyo aquí un poema. Hoy no me valía ningún escritor que no fuera Cervantes o Shakespeare. De Shakespeare me enamoraron sus sonetos inteligentes que manaban de la mezcla de las pasiones y la ironía, pero he preferido no colocar un texto en inglés, sino más bien ofrecer mi personal homenaje a Cervantes con una piecita minúscula de la novela que hoy se celebra por excelencia, su Quijote. Para ello, rescato un soneto suelto que se encuentra en la primera parte.
Disfrútalo y vive bien. Hoy y todos los demás días del libro.
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22 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XIX)
TERNURA
Quizás no sea ternura la palabra precisa
para este cierto modo compartido
de quedar en silencio ante lo bello exacto,
o de hablar yo muy poco y ser tú la belleza
misma, su emblema, aunque tan próxima y latiendo.
Y es también un destino unánime que vuelvan
a idéntico silencio -cuando llegue la hora
de la tregua indecible- mi palabra y tu zarpa.
(De María Victoria Atencia, en De la llama en que arde)
21 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XVIII)
AUSENCIA
Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis manos en azogue suelto; se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡Se te va todo, se nos va todo!
Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.Se van mis gestos que se devanaban, en lanzaderas, debajo tus ojos. Y se te va la mirada que entrega, cuando te mira, el enebro y el olmo.
Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo. Me voy de ti con vigilia y con sueño, y en tu recuerdo más fiel ya me borro. Y en tu memoria me vuelvo como esos que no nacieron ni en llanos ni en sotos.
Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor, y en tu boca de mosto. Tu entraña fuese, y sería quemada en marchas tuyas que nunca más oigo, ¡y en tu pasión que retumba en la noche como demencia de mares solos!
¡Se nos va todo, se nos va todo!
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20 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XVII)
Temporada de lluvias II
Cuando llegó la lluvia
y con ella tu nombre
en el temblor de un charco
quise todo mi tiempo
bajo los aguaceros.
(En Las cosas que se dicen en voz baja, de Daniel Rodríguez Moya)
No se escapa Abril
Parece que se escapa, que ya estamos a día veinte y se me han ido algunos días de poemas. No significa que no haya habido poesía. La ha habido, y también teatro.
El fin de semana pasado recibía la recomendación de Emilio de ver ¡Ay, Carmela! El jueves, en cuanto tuve la ocasión, fui al teatro Reina Victoria para disfrutar de un espectáculo que creo que sigue siendo necesario. La propia Carmela, al final de la representación, nos dice a todos que los vivos, si tenemos el estómago lleno y el traje puesto, ya nos olvidamos de todo lo demás. Carmela como referente de mujer republicana sensible al dolor y la tragedia de la guerra. Un texto que me removió mucho por dentro, porque en mi tardía adolescencia comencé a interesarme mucho por el periodo de la República y la Guerra Civil. Leí con furor a los poetas de la generación del 27, me creí los ideales de la República y los hice míos, pero luego... no sé qué pasó. Quizás el tiempo y me hizo perder la perspectiva sobre el propio Tiempo, así con mayúsculas. Y me fui olvidando poco a poco de lo que es la historia, de dónde venimos, de cuál es el origen de lo que nos ha pasado en los últimos cincuenta años, nada más que el dolor, el enfrentamiento, la falta de humanidad.
Hace diez años me estremecía al mirar una bandera morada, amarilla y roja. Esa emoción la volví a sentir, así de nítida, de nuevo, el jueves. Carmela, parando su actuación de la "Banderita" y comenzando a cantar "El ejército del Ebro". Algunos de los espectadores comenzamos a bisbisear la letra, otros levantaban el puño, nos emocionamos por lo que perdimos, por lo que ahora vivimos y no nos merecemos, pero, ¿nos pertenece?
Abril es primavera, es sol, es verde, es poesía, es teatro, es República, son libros, es Cervantes, es Shakespeare, es revolución, es Portugal, son claveles, es un puente que tiendo hacia Ávila, es rabia, es alegría, es "Celtas Cortos" con su canción más famosa, es el primer día de picnic en el Retiro, es el primer helado de la temporada. Abril no puede escaparse. Que nadie nos lo robe.
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17 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XVI)
Poema del día decimosexto
Claudia en la Biblioteca
Para Rafael Espejo
Rebuscas en los libros
con un extraño afán de jardinera.
Delicada y ansiosa, de perfil me pareces
distinta cuando curvas las rodillas
y se tensan tus muslos
debajo del vaquero. Muerte lenta
contemplar, sin tocado,
el pequeño tatuaje en tu cintura.
Será mejor sufrir que describir los pechos:
¿quién se atreve a cruzar los toboganes
que unen la palabra con su tema?
Así que huyo
y finjo distracción.
Si volvieras la vista a quien te escribe
desaparecerías, y es demasiado pronto.
Sigue leyendo, Claudia.
Haces bien en amarte.
(Andrés Neuman, en El Tobogán)
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16 de abril de 2013
La primavera, el sol...
Cuando de repente sale el primer rayo de sol claro de la primavera, la vida toda se revoluciona. No es solo que la ropa se aligera, no es que sonríamos más, es que todos estamos más ligeros, la vida toda es pura ligereza.
A mí la primavera me gusta por lo que tiene de poesía. Todo en primavera me lleva a la poesía. Las luces son más brillantes, es como si quisieran atravesar los cuerpos, como arañazos de calor que entraran de repente. Hasta que todo se apacigua otra vez, la primavera solo es revolución. Los niños y adolescentes revolotean, y florecen árboles, amores y otras alergias diversas. Florecen también algunas penas, las de siempre, las eternas.
La primavera es un poema al que le sobran algunos versos, por lo que tiene esta estación de desbordante. En primavera leemos más, salimos más, besamos más, queremos más, es como si el tiempo se reprodujera infinitamente, en una voluta sin fin. En primavera escucho más música y querría leer todos los libros del mundo, no solo las novelas, no solo los poemarios, sino también un estudio aislado sobre la conjunción disyuntiva en Aleixandre.
Cuando la primavera se apacigua, todo vuelve como a la normalidad. Mientras dura la revolución del polen, seamos todavía más felices.
Mis poemas de abril (XV)
TRISTEZA O PÁJARO
Esa tristeza pájaro carnívoro;
la tarde se presta a la soledad destructora;
en vano el río canta en los dedos o peina,
peina cabellos, peces, algún pecho gastado.
Esa tristeza de papel más bien basto;
una caña sostiene un molinillo cansado;
el color rosa se pone amarillo,
lo mismo que los ojos sin pestañas.
El brazo es largo como el futuro de un niño;
mas para qué crecer si el río canta
la tristeza de llegar a un agua más fuerte,
que no puede comprender lo que no es tiranía.
Llegar a la orilla como un brazo de arena,
como niño que ha crecido de pronto
sintiendo sobre el hombro de repente algún pájaro.
Llegar como unos labios salobres que se llagan.
Pájaro que picotea pedacitos de sangre,
sal marina o rosada para el pájaro amarillo,
para ese brazo largo de cera fina y dulce
que se estira en el agua salada al deshacerse.
(La destrucción o el amor, Vicente Aleixandre)
14 de abril de 2013
Para la libertad... los valores de la II República Española.
... porque aún tengo la vida
II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)
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Mis poemas de abril (XIV)
—Te amo... ¿por qué me odias?
—Te odio... ¿por qué me amas? Secreto es éste el más triste y misterioso del alma. Mas ello es verdad... ¡Verdad dura y atormentadora! —Me odias, porque te amo; te amo, porque me odias.
(En En las orillas del Sar, de Rosalía de Castro)
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13 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XIII)
Dejo este amor aquí...
Dejo este amor aquí
para que el viento
lo deshaga y lo lleve
a caminar la tierra.
No quiero
su daga sobre mi pecho,
ni su lenta
ceñidura de espinas en la frente
de mis sueños.
Que lo mire mis ojos
vuelto nube,
aire de abril,
sombra de golondrina
en los espejos frágiles
del mar...
Trémula lluvia
repetida sin fin sobre los árboles.
Tal vez un día, tú,
que no supiste
retener en las manos
su júbilo perfecto,
conocerás su rostro en un perfume,
o en la súbita muerte de una rosa.
para que el viento
lo deshaga y lo lleve
a caminar la tierra.
No quiero
su daga sobre mi pecho,
ni su lenta
ceñidura de espinas en la frente
de mis sueños.
Que lo mire mis ojos
vuelto nube,
aire de abril,
sombra de golondrina
en los espejos frágiles
del mar...
Trémula lluvia
repetida sin fin sobre los árboles.
Tal vez un día, tú,
que no supiste
retener en las manos
su júbilo perfecto,
conocerás su rostro en un perfume,
o en la súbita muerte de una rosa.
(En Secreta isla, de Meira Delmar)
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12 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XII)
REVOLUCIÓN
Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño y agua humilde que trabaje en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
—un sol verdugo y amigo— que trueque en llanto la nieve y en nube el agua del río.
(En Versos y oraciones de caminante, de León Felipe)
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11 de abril de 2013
Mis poemas de abril (XI)
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10 de abril de 2013
"Tenemos el deber de vivir la vida"
Nos educan mal empezando por introducir en nosotros en la infancia, inmediatamente sembrando dogmas que es lo contrario de la libertad de pensamiento.
Estamos viviendo en la barbarie.
La mala educación y el desprecio a los de abajo ha crecido, porque los de arriba se han ensoberbecido.
Tenemos el deber de vivir la vida, es decir, tenemos el deber de ser nosotros mismos lo más que podamos en compañía de los demás. Porque solos somos muy poca cosa.
Se ha ido José Luis Sampedro, un ser humano excepcional, una mente lúcida hasta el final, alguien de quien aprender a vivir, a ser. Alguien cuyas palabras deben empaparnos, calarnos hasta lo más profundo y acompañarnos en nuestra vida. Una gran pérdida.
Mis poemas de abril (X)
Me dijo bajito: "Amor mío, mírame en los ojos...
Me dijo bajito: "Amor mío, mírame en los ojos.
"Le reñí, agria, y le dije: "Vete." Pero no se fue.
Se vino a mí y me cogía las manos... Yo le dije: "Déjame."
Pero no se fue.
Puso su mejilla en mi oído. Me aparté un poco,
me quedé mirándolo, y le dije: "¿No te da vergüenza?"
Y no se movió. Sus labios rozaron mi mejilla. Me estremecí,
y le dije: "¿Cómo te atreves, di?" Pero no le dio vergüenza.
Me prendió una flor en el pelo. Yo le dije: "¡Es en vano!"
Pero no cedía. Me quitó la guirnalda de mi cuello, y se fue.
Y lloro y lloro, y le pregunto a mi corazón:
"¿Por qué?, ¿por qué no vuelve?"
"Le reñí, agria, y le dije: "Vete." Pero no se fue.
Se vino a mí y me cogía las manos... Yo le dije: "Déjame."
Pero no se fue.
Puso su mejilla en mi oído. Me aparté un poco,
me quedé mirándolo, y le dije: "¿No te da vergüenza?"
Y no se movió. Sus labios rozaron mi mejilla. Me estremecí,
y le dije: "¿Cómo te atreves, di?" Pero no le dio vergüenza.
Me prendió una flor en el pelo. Yo le dije: "¡Es en vano!"
Pero no cedía. Me quitó la guirnalda de mi cuello, y se fue.
Y lloro y lloro, y le pregunto a mi corazón:
"¿Por qué?, ¿por qué no vuelve?"
(de Rabindranath Tagore)
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9 de abril de 2013
Mis poemas de abril (IX)
PRECIOSA Y EL AIRE
A Dámaso Alonso
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Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
*
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
*
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
*
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.
(En Romancero Gitano, Federico García Lorca)
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8 de abril de 2013
Mis poemas de abril (VIII)
Poema del sueño erótico
Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?
Mis llamas con tu nieve y con tu hielo,
cual suele opuestas flechas de su aljaba,
mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
como mi adoración en su desvelo.
Y dije: "Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo, si estoy despierto,
y que si duermo, que jamás despierte.
"Más desperté del dulce desconcierto;
y vi que estuve vivo con la muerte,
7 de abril de 2013
Mis poemas de abril (VII)
Te amo
Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.
Quién me refleja sino tú misma me veo tan pocosin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra
Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.
(De Paul Éluard)
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6 de abril de 2013
Mis poemas de abril (VI)
Turnedo
Desde aquí, desde mi casa
veo la playa vacía
ya lo estaba hace unos días
ahora está llena de lluvia
y tú ahí sigues sin paraguas
sin tu ropa, paseando
como una tarde de julio
pero con frío y tronando
¿se puede saber qué esperas?
¿que te mire y que te seque?
¿Que te vea y que me quede tomando la luna?
juntos, la luna, tú y yo expectantes
a que pase algún cometa
o baje un platillo volante
Y la playa llora y llora
y desde mi casa grito
que aunque pienso en abrazarte
que aunque pienso en ir contigo
el doctor me recomienda
que no me quite mi abrigo
que no esté ya más contigo
y yo no puedo negarme
pues el tipo soy yo mismo
estudié mientras dormías
y aún repaso las lecciones
una a una cada día
Yo no puedo aconsejarte
ya es muy duro lo que llevo
dejemos que corra el aire
y digámonos adiós.
Aunque siga suspirando
por algo que no era cierto
me lo dicen en los bares,
es algo que llevas dentro
que no dejas que te quieran,
sólo quieres que te abracen
y publicas que no tuve ni valor para quedarme,
yo rompí todas tus fotos
tú no dejas de llamarme
¿Quién no tiene valor para marcharse?
¿Quién no tiene valor para marcharse?
¿Quién no tiene el valor para marcharse?
¿Quién prefiere quedarse y aguantar?
Marcharse y aguantar.
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5 de abril de 2013
Mis poemas de abril (V)
Poema del día quinto
Dudas si vivo aquí,
si se aprecia una mínima
reliquia de mi vida en estos versos,
si es máscara o dibujo
cuanto en ellas se ofrece.
Y es sincera tu duda
y fácil la respuesta.
Recuerda los silencios, la lentísima espera,
los años de costosas palabras tan amargas
como si contemplara la pérdida de sangre.
Y cuenta la tardanza
como espera en cierre de una puerta invisible
hacia no sabes donde.
Lee entonces mis palabras, vivas, alimentadas
con dolor por la espera, fervientes y maduras.
(En Líquenes sobre la piedra, David Ferrer)
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4 de abril de 2013
Mis poemas de abril (IV)
Poema del día cuarto.
La mujer es un bello, implacable animal
que se pinta con nieve el corazón.
Una osezna que hiberna largamente
pero pare a sus crías en el frío,
un animal feroz, sobrepasado
por su propia pasión, temperatura
que derrite la escarcha y los desaires.
Mientras el oso duerme, merodea,
mastica con desgana los recuerdos
y rebaja su tasa metabólica,
ella desgasta el tiempo del glaciar
como hielo que vive su tormenta,
su estallido feliz, cristalográfico
que le devuelve el modo más flexible
y líquido, también nombrado amor
o arroyo que le corre por las patas
y hace bajar al hijo, a los oseznos
hasta el suelo en que habrán de levantarse.
Entonces toma nieve y se calienta
el corazón blanquísimo y ardiendo
en su aterida cueva silenciosa.
A nada temerá, con sus pezuñas
arranca sus criaturas, sus pesares,
baja vida caliente de sus ingles,
de sus huesos inmensos y esponjosos
que se abren con dolor mientras hiberna.
Las lágrimas de esfuerzo y de alegría
pintan de sal su pelo entumecido
y al caer sobre el hielo lo disuelven.
Con el perfecto blanco sobre blanco,
la floración arisca del invierno
reverdece al igual que la mujer.
(En Atavío y puñal, María Ángeles Pérez López)
Otro poema de Mª Ángeles Pérez, ya expuesto como en galería aquí.
3 de abril de 2013
Hoy...
Hoy la vida parecía una fotografía en blanco y negro con toques de color. Lo pensaba cuando venía del trabajo. El cielo, de un gris intenso, solo soltaba gotas de a poquito. Bajo el cielo, un horizonte puro, limpio, verdísimo, el más primaveral que yo pueda recordar. A lo lejos, el arcoiris. Siempre que veo el arcoiris pienso en otro tiempo, en otros lugares, en algo lejano. Recuerdo la ilusión con que lo observaba de pequeña, corriendo como loca por la casa, saltando de alegría, asomada a las ventanas. El agua, la luna y el arcoiris son los fenómenos de la naturaleza que más me gustan. En ese orden.
Hoy, el arcoiris y el pradito que han dado color al día me han hecho sentirme como cuando era pequeña y estas visiones me producían una paz y una calma extrañas.
Hoy ha sido un día con más horas que cualquier otro, un día en que he sentido la pesadez del tiempo ir cayendo, cansino, sobre mí. Un día que me robaba oportunidades, pero que ofrecía otras.
Hoy ha sido un día como otro cualquiera, pero ha sido un día único, como todos los otros días cualquieras.
El color sobre el gris ha difuminado pesares antiguos. Y las nuevas amistades que nacen. Y los regalos. Y las sonrisas. Y la música que surge de repente y nos hace tanto bien.
Todos los días podían ser hoy. Y hoy podía ser todos los días.
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Mis poemas de abril (III)
Poema del día tercero.
Hoy todo lo que escribo es para ti
y no hace falta
que yo ponga tu nombre:
si digo cielo,
rosa,
tierra,
Revolución,
aire, mar, poesía...
es que te estoy nombrando.
(Versos sueltos de cada día, Rafael Alberti)
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2 de abril de 2013
Me gustas...
Hay expresiones que deberíamos practicar cuando las sintamos, cuando necesitemos decirlas, cuando creamos que nos hacen más bien que otra cosa. A veces, creemos que nos hacen vulnerables, pero solo aquel que se sabe sencillo es capaz de ello. Solos no somos nada, por eso la naturaleza nos ha otorgado la capacidad de hablar, de comunicarnos con los otros.
La música y la literatura nos han facilitado la tarea de decirnos que "sin ti no soy nada", que "una vez tuve una ilusión" o que "lo siento".
En mi lista de expresiones practicable a diario están
me gustas
te quiero
te añoro
perdóname
lo siento
abrázame
vamos juntos
te extraño
gracias por sonreír
te necesito
me encanta estar contigo
espérame
no te vayas
Deberíamos dejar atrás los prejuicios, los miedos, las incertidumbres, andar el largo camino que nos separa de los otros y decirles con sinceridad lo que sentimos. No deberíamos callarnos nada. Tampoco lo malo (esto duele, me haces daño). Deberíamos caminar por la vida con las palabras dispuestas para el encuentro. Las palabras, aliadas del corazón, el mayor regalo que podemos hacernos, mayor aún que el necesario silencio.
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