15 de mayo de 2009

El florido pensil

Nunca pensé que llegaría a recomendar el libro titulado El florido pensil. Pero es que tampoco pensé que sería como es.

Esta especie de crónica de la educación del franquismo está cargada de humor, ironía y diversión. Yo, que nací después de 1978, entiendo más bien poco de lo que leo en el libro. Aunque reconozco en las historias del autor, Andrés Sopeña, las de mis padres. Cada página leída del libro me llena más de incredulidad, ¿pero cómo era posible que enseñaran así?: el catolicismo, el patriotismo y el franquismo como ejes fundamentales de una (des)educación rancia, anquilosada e inservible. Una educación cuyos resultados creo ver todavía patentes en la escuela actual, o en los adultos de hoy en día. Y ¿cómo borrar de las mentes pensantes de todos los españoles los cuarenta años de masacre intelectual? Supongo que como para la mayoría de las cosas, habrá que dar tiempo al tiempo. Hay que conocer lo que se hacía para comprender las actitudes que aún hoy tienen ciertos personajes públicos encargados de la representación ciudadana. Habrá que esperar que se lleve a cabo una reflexión seria sobre la educación y que, aunque aparentemente todo es completamente diferente, los niños del futuro no puedan reconocerse en nada con los que fueron sus abuelos o bisabuelos. Ojalá el laicismo llegue por fin a la escuela. Y que los fanáticos sigan viviendo el sueño dorado de sus infancias, pero que sólo sea eso: un sueño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tantakka Teatroa ha recuperado en estos días el montaje teatral que hace diez años hicieron con gran éxito (pudo verse, oh tiempos, en el Juan del Enzina salmantino). Montaje brillante. El éxito del libro, y del montaje, creo que está en parte en la mirada sincera y melancólica, pero ni siquiera vengativa o rencorosa, a aquel tiempo cuyas lacras con razónparecen increíbles a un(a) joven actual.
Como siempre, buen criterio el tuyo.