Hiperventilar: tr. Aumentar en exceso la frecuencia y la intensidad respiratorias. U. t. c. intr.
DRAE
Ayer me emocionó escuchar a una amiga decir que la muerte le preocupaba en exceso, tanto que llegaba a marearse al pensar en el final, la nada y el infinito, porque no sabía cómo interpretarlos. Esa preocupación por la muerte la hace, incluso, hiperventilar, no poder recoger todo el oxígeno de su mundo para procesarlo en cada uno de los mecanismos interiores que se llevan a cabo en el organismo y llevarlo a todas las células de que está compuesta. Sus células sin oxígeno no entienden los procesos indescifrables de la muerte. Ella tampoco.
Pensar en la muerte a mí no me preocupa. No pienso nunca en la muerte. No pienso en MI muerte, que creo que es la muerte por antonomasia, la de uno mismo. Pienso en la muerte como fenómeno de masas, pienso en el espectáculo que se genera, sobre todo en las culturas occidentales, alrededor de ella. Pienso en la muerte de mis muertos. Pienso en la muerte de aquellos que tienen la desgracia de ser tan conocidos que su muerte traspasa su vida y llega a todos como un dato más de su existencia. Pero no me preocupa mi muerte, es decir, mi nada, mi negrura infinita. Ya lo dice Manuel Casal, "Sea como sea, la certeza de que hemos de morir debe llevarnos a la urgencia por vivir, a la necesidad de aprovechar cada día, cada minuto, para encontrarse uno a sí mismo viviendo". Esa afirmación me llena de esperanza y espero que le llegue desde aquí a Tere, para que relativice, para que deje de hiperventilar la muerte.
Esta imagen de las danzas de la muerte es un homenaje a ella y su martes de examen. Literatura Medieval. La muerte acechando en las costillas.
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