LXII
Con vïolencia desgajó infinita,
la mayor punta de la excelsa roca,
que al joven, sobre quien la precipita,
urna es mucha, pirámide no poca.
Con lágrimas la ninfa solicita
las deidades del mar, que Acis invoca;
concurren todas, y el peñasco duro
la sangre que exprimió, cristal fue puro.
LXIII
Sus miembros lastimosamente opresos
del escollo fatal fueron apenas,
que los pies de los árboles más gruesos
calzó el liquido aljófar de sus venas.
Corriente plata al fin sus blancos huesos,
lamiendo flores y argentando arenas,
a Doris llega, que, con llanto pío,
yerno lo saludó, lo aclamó río.
Fábula de Polifemo y Galatea, Luis de Góngora
1 comentario:
ey! Que de eso he tenido examen hoy!!
Un beso
Herr Helmut Kiel
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