El último recuerdo nítido que tengo de Iorgeus es un balcón con pimientos y helado de dulce de leche. Bueno, también un árbol de Navidad hecho con botellas de cerveza. Esa fue, creo, la última vez que le vi. Y como siempre que me despido de él, pensé: "¡Qué gusto da ver a este chico!". Desde entonces, sólo una llamada para pedirle un favor, creo que un sms y varios mensajes en FB para quedar. Sin quedar, claro.
Él no lo sabe, y yo tampoco hasta hace muy poco, pero Iorgeus y yo nos parecemos mucho. Quizá nuestra amiga en común nos eligió porque teníamos cualidades similares que comparten todos sus amigos. No lo sé. El caso es que Iorgeus y yo somos parecidos. Parecidos hasta el punto de que también él tiene un blog (otro blog, mejor dicho). Su segundo blog contiene en su título la palabra cuentos, como este. Y es que Iorgeus es un cuentista. Conocía algo de su faceta de escritor, y hoy he tenido la grata oportunidad de ver sus textos escritos. Ahí los tiene, todos apiladitos en un rincón del espacio tecnológico, entre su código binario particular y su sonrisa imperecedera.
Iorgeus vive en el mundo real, pero seguro que tiene la cabeza en otra parte, allí donde están, también, los personajes de sus cuentos. Será por eso que siempre sonríe. Porque siempre tiene un lugar mejor al que ir.
Seguro que ahora que ya tengo la dirección de su blog de cuentos, empiezo a criar, yo también, un esbozo de sonrisa perenne.
Si tienes curiosidad, entra a verlo en Poniendo los cuentos sobre las ies.
1 comentario:
a Jorge le gusta esto (Y) :) Habra que tomar un cafe un dia de estos para que tengas un recuerdo mas fresco!!! :) Y espero te gusten los cuentecillos! :) A ver si te pones a escribir alguno que se pueda enseñar!!
bzts!
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