"Sabía que los libros tenían que ver con los árboles. Que había una relación. Que en cierta forma se podría decir, y a medida que caminaba hacia las hogueras avanzaba en precisión, podríamos decir, sí, que los libros procedían de la naturaleza. Incluso no sería incorrecto decir, ni decir una exageración, que los libros eran un injerto. Ésa era una manera de hablar en metáfora."
Lo que me recuerda al cartel de Noemí Villamuza que este año ha sido el encargado de presentar el Día Mundial del Libro Infantil y Juvenil y que te presenté aquí hace algunos días.
También me recuerda a ese sueño de verano: la tarde cargada de moscas y calor refrescada bajo los brazos robustos de un olivo.
Los libros son prolongaciones reales de los árboles, prolongaciones metafóricas del ser humano.
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