Me da pena vivir en un país que no se quiere a sí mismo. Me da pena vivir en un país que está dividido. Me da pena mirar la televisión de este país. Me da pena que no se nos entienda. Me da pena que nuestras posturas sean irreconciliables. Me da pena que algunas de las personas que tienen poder estén permitiendo tanta precariedad en concepto de educación, salud y convivencia. Me da pena que nos gobierne alguien que paradójicamente se llama Esperanza. Me da pena la pobreza de la clase media. Me da pena esta división.
No sé cuándo se produjo la brecha. Pero ahí sigue. Desde siempre.
Y una de las dos Españas ha de helarte el corazón.
1 comentario:
Estoy muy de acuerdo contigo. Lo trágico es que hay momentos, sólo algunos, es verdad, en los que me parece que el corazón me lo hielan las dos Españas y que sólo quedan las personas, las escasas personas. Besos que derritan el hielo.
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