Un clic es un momento de claridad o de revelación. El clic es un sonido que oímos internamente cuando, de repente, nos damos cuenta de una gran verdad que había estado oculta para nosotros pero que se nos revela. Tras el clic se imprime un sentimiento de claridad dentro de nosotros y empezamos a entender.
Los clics están relacionados con las etapas de nuestra vida. O con los ciclos. Para una eterna defensora de los ciclos en la vida como soy yo, tiene mucho sentido, también, dividir nuestra vida en etapas que pasan y llegan. Etapas que incluso se cierran y cuyas puertas uno procura no abrir nunca. Aunque estemos llenos de pasado, lo que somos es presente. Por eso, busco las etapas de mi vida y marco mentalmente los hitos que cerraron o abrieron.
Los ciclos, las etapas suelen abrirse o cerrarse con un clic y las atraviesan caminos que son los que nos van haciendo. No me cansaré de repetir que la vida es camino. Que la vida además de vivirse, se camina. Vamos andando y vamos creciendo en el camino. Y, aunque la mayoría de las veces ese camino sea circular y volvamos una y otra vez al mismo lugar del que creímos haber partido, lo cierto es que los clics del intermedio nos han cambiado.
Y así vivimos nuestras vidas: revelados en los clics, cansados en el camino y aliviados con el paso de las etapas. Si la vida fuera siempre la misma, ¡menudo aburrimiento!
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