Estábamos pasando una tarde jamón.
Pero algo vino a turbar esta poesía crepuscular. Algo terrible como el garrote.
Nuestros ojos azules y rasgados vieron un ser extraño que a alguna distancia andaba de pie.
-¡Es un oso! -dijo uno.
-No. Más bien parece un farmacéutico -opinó otro.
-Ni lo uno ni lo otro -exclamó un tercero- ¡Es un hombre!
Y no se equivocó. Era, en efecto, un hombre, porque tenía cara de animal.
Miguel Mihura, "El león"
1 comentario:
En algún momento, esto debió de tener su buena dosis de humor. Hoy la tiene de realismo. Vamos avanzando.
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