28 de diciembre de 2008

Poesía / Vivir 3

La poesía...

Si lees a menudo este blog, te habrás dado cuenta de esta predilección que tengo por la poesía. Alguna vez he intentado el ejercicio de remontarme a los orígenes, pero de verdad que se me hace difícil. Porque me recuerdo, casi desde siempre, leyendo y defendiendo la poesía. También es cierto que tengo la imagen de un profesor de lengua que nos daba a leer TODOS los días, antes de comenzar las clases, un poema. Recuerdo sobre todo dos poemas que me marcaron profundamente: el "Cántico doloroso al cubo de la basura" de Rafael Morales, por el tema antiestético y antipoético. Yo no podía entender que la basura fuera objeto de cántico lírico. El otro poema que me marcó fue la "Elegía a Ramón Sijé", de Miguel Hernández. Creo que no tengo palabras para describir por qué me marcó tanto este poema. Tengo en el recuerdo una huella que parece hecha con esos dientes que quieren escarbar la tierra en la que descansa el amigo del poeta.

La poesía la empecé a leer porque había que leerla, estaba bien leer poesía y parecía que los profes lo hacían. Con el tiempo me he dado cuenta de que poca gente lee poesía y de que el que lee poesía es un bicho raro. Porque leer, se lee por las historias, y la poesía, a veces es tan conceptual, que uno no sabe decir "de qué trata" tal o cual poema. Precisamente es eso lo que me gusta de la poesía, que a veces es tan sólo un rumor que agita el alma, es el murmullo de unos labios que recitan algo que "suena bien", sin personajes y tramas. Sólo el texto y el lector. El lector con sus circunstancias -a lo Ortega- que transforma el texto como quiere y que lo universaliza en sus manos. También me gusta de la poesía la forma, la belleza. Leo poesía por puro placer estético y fónico.

Y siempre me emociono...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Me dejas que ponga este texto en el blog del Instituto? Es que es sencillo, sentido, sugerente, incitador. Podría hacer mucho bien. ¿Me dejas?

Falsirego dijo...

Te dejo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias.

Iago Morais dijo...

Una vez más (y son unas cuantas) has escrito como me hubiera gustado escribir a mí. Y lo que es mejor, una vez más descubro que sientes como me gusta sentir a mi