28 de noviembre de 2008

Extraño


Extraño.
Te siento aquí, cerca:
una cereza en primavera,
un deseo que es blanco,
que es blando como tu cabello.
Juego a inventar palabras
con tus ojos, tus dedos,
tu sonrisa y esa mirada tuya
que es suave
que es limpia
que me llama y que no oigo.

Extraño.
Extraño como una gimnosperma
en mi mente hecha del mármol dulce de las letras.
Extraño que te sienta aquí, cerca
porque no lo estás,
porque eres sólo el fantasma azul de los días,
lo que me insinúa tu sonrisa lenta
y tu carcajada abultada entre el barullo.
Eres en mí lo que no eres
y eso me desconcierta.

Abre más esas manos.
Ábrelas.

A. G.


Este poema es un grito que lanza un amigo, un grito que yo recojo y lanzo a mi vez, porque sí, al final estamos rodeados de extraños, extraños que nos atraen, sin saber muy bien por qué. Extraños que queremos que dejen de serlo, que abran sus manos para nosotros.

Nota: La voz lírica de un poema y su escritor son entes diferentes. Siempre. La poesía no deja de ser ficción. No tratéis de descifrar el significado del poema aplicando la realidad de un ser humano a la ficcionalidad del narrador.

1 comentario:

Anónimo dijo...

.....7.....