Siempre me han gustado las hojas en blanco. Esos vacíos como abismos a los que asomarse y en los que crecer un poco. En realidad, más que las hojas en blanco, me gusta llenar hojas en blanco. Llenarlas como sea: garabateando, pintando, escribiendo citas que recuerdo o que me invento creyendo haberlas leído antes. No me gusta ver huecos o vacíos. Me ponen un poco nerviosa, me da la impresión de que en ellos no hay vida, como en esos lugares donde habita el silencio. Me estremece el vacío.
Sin embargo, he descubierto un modo de escribir fascinante a través del vacío. Seguro que se le ocurrió a alguien hace mucho tiempo, pero yo lo he descubierto hace pocos días en el blog de una escritora gallega que me apasiona de verdad. Que me interesa. Y con la que aprendo. Es Estíbaliz Espinosa. En este tipo de escritura, el texto es un tesoro que un aventurero descubre y va descifrando poco a poco. Se tiene que desenterrar el vacío, y debajo encontrar que vive el autor disuelto entre las palabras y los espacios. La última entrada de Espinosa escrita en modo de tesoro es preciosa.
4 comentarios:
La letra tiene el mismo color que el fondo y no se lee bien. :S
De eso se trata, Iago. De ir desenterrando las letras. Ese es el vacío del que hablo.
Curioso..
verdaderamente interesante
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