Hay veces que la vida te pone delante de situaciones desagradables y que para compensar, permite que las pases acompañado. Así ha sido hoy. Día de hielo resbaladizo por los trenes y las calles de Madrid, y día de trabajos de esos que no le interesan a nadie pero que hay que hacer porque si no, no te dan el título... ¡Hay que ver!
Menos mal que quedaba un poco de nieve por las calles y nos la hemos lanzado, jugando a volver a los diez años. Y menos mal que la compañía merecía la pena, de verdad.
De este día extraño entre papeles y rayos de sol desheladores ha salido este poema improvisado en 5 minutos:
Terraza Cerrada
A I. y a M. J.
Tres en sexto:
sexto día, sexta planta
y la sexta hora de la inapetencia,
del fulgor atómico de un texto ilegible.
Terraza cerrada y plantas de la suerte,
la luz intermitente de nuestra extraña lucidez;
cuando tres piensan por seis,
cuando hay seis ojos, seis manos,
tres cerebros
y aún
seis gramos de esperanza, doce de impaciencia.
Tres en sexto:
sexta planta y
(al final...)
domingo.
De mí misma en Poema único de sábado nueve.
4 comentarios:
Me ha gustado ;)
Gracias. Fue producto de la pesadez cerebral de ayer.
"/la luz intermitente de nuestra extraña lucidez/".
La poesía te habita.
Abrázala.
Con toda tu delicadeza,
abrázala.
Enhorabuena, niña de agua. Y gracias.
P. S. (Me ha hecho gracia el nombre de tu poemario ;), muy ilustrativo: lo mejor es que sería un estupendo nombre para un poemario de poema no único). Besos.
CGG-H
Nada me alegra más que entrar en el blog y ver que sigues escribiendo. Cada vez lo haces mejor y llegas más dentro, una prueba más de que en la esencia todos nos encontramos...Gracias por dejar la puerta abierta a tu terraza cerrada. Un abrazo desde Sevilla.
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