Es un buen título para esta entrada. Porque hace referencia a la canción que te voy a presentar, del mismo nombre, y porque se refiere también a lo que siento cada vez que la escucho.
A Ismael Serrano lo escucho cuando estoy estudiando o trabajando. No sé muy bien por qué. Adquirí esa costumbre cuando estaba en segundo de carrera, cargaba con una historia de desamor al hombro y trataba de evadirme escuchando otras historias tan semejantes a la mía y que a la vez no tenían nada que ver. Como me dio por escuchar a Ismael Serrano en esa época, cada vez que lo reescucho en esta época, me vienen recuerdos de aquel año extraño, de aquellas evocaciones que entonces tenía.
Hoy (aunque esto lo leerás después, porque es una entrada programada) estoy ante el mismo ordenador de entonces, las mismas gafas, distintos conceptos y un bolígrafo (dejé atrás la pluma) nuevo. La música es la misma; pero ya nada es igual. Entonces, iba andando a clase. Ahora tomo el tren. El de la canción, el metro. Las noticias siguen siendo asesinas, el desayuno sigue siendo el mismo; pero sigue sin haber asientos de enfrente, ni ojos de otra época.
Aquella historia no me ocurrió a mí, sólo la evoqué. Y hoy, la recuerdo.
Recuerdo, Ismael Serrano.
2 comentarios:
Gracias.
Un abrazo.Marina
Todos nos equivocamos algunha vez... recoñecer ao lonxe ou de preto a unha persoa, que realmente non é a que pensabamos... unha mala pasa do intelecto e das emocións, que realmente querían ter diante a esa persoa...
Sempre me pareceu curiosa a cancion por eso, porque conta algo que lle pasa a todo o mundo pero do que case ninguén fala. (vergoña imaxino)
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